Se suman los relatos escalofriantes en torno a el Hospital Privado del PAMI de Mendoza, ubicado en Mitre y Colón.
Hospital Privado, donde los pacientes sufren o mueren
Una grave denuncia contra el Hospital Privado del PAMI de Mendoza se viralizó en las últimas semanas a través de las redes sociales. Este diario publicó una nota sobre las desventuras de visitar una sede del Hospital Privado ubicado en la calle Mitre entre Colón y Pedro Molina, y casos tremendos de abandono y falta de atención no dejaron de replicarse.
Este miércoles y a través de Te Digo Lo Que Pienso -que se emite de lunes a viernes de 6:50 a 9:00 en Radio La Red Mendoza 94.1- la reconocida enóloga Jimena López contó su triste experiencia, la cual tuvo como protagonista a su abuela, quien ingresó al "hospital del espanto" con la cadera quebrada luego de una espera de ocho horas en la guardia, sin saber que ese sería solo el comienzo de un largo calvario que terminó con la vida de su abuela.
"Mi abuela falleció el 10 de agosto luego estar 8 días internada. Toda esa semana acompañándola fue de terror. Ella llegó quebrada de la cadera. Un día miércoles a las 12, y estuvo 8 horas en la guardia porque el ascensor estaba roto. Todo de ahí en adelante fue un calvario", comenzó narrando Jimena.
"Había muchos abuelitos recién operados que los subían por escalera en camilla"
"La guardia está colapsada. La pusieron en una sala pasando la mesa de entrada y ahí estuvo 8 horas hasta que arreglaron el ascensor, que luego estuvo roto muchas otras veces más. Había muchos abuelitos recién operados que los subían por escalera en camilla", añadió ella.
Según pudo contar Jimena, "el trato de enfermería fue destrato. Un día mi mamá le pidió a los enfermeros que no la limpien y cambien más, que lo íbamos a hacer nosotros. Contestaban mal a los familiares y movían a los abuelitos sin cuidado, entrando a la habitación a los gritos. Entiendo que hay falta de personal, eso es claro, pero es indignante el destrato a los pacientes".
"Solo pedíamos que el tiempo que le quedaba no sufriera, y ni eso pudimos lograr"
"Si se acaba el oxígeno o el suero tenés que avisar vos, porque los enfermeros nunca vienen a revisar. Si algo pasa tenés que ir peregrinando por el hospital buscando al médico de guardia. La comunicación con los médicos no existe. Fue muy doloroso y muy injusto. Esto pasa los límites, no se puede permitir. Solo pedíamos que el tiempo que le quedaba no sufriera, y ni eso pudimos lograr", contó Jimena.
"Hubo gente que se autodaba el alta para no quedarse".
La también enóloga también narró con dolor: "Hubo gente que se autodaba el alta para no quedarse, y les decían que los iban a declarar como 'pacientes en fuga'. Nosotros pensamos en sacarla e internarla en la Clínica de Cuyo, pero ya llegó un momento en que no podíamos moverla".



