"En invierno vivís 10 horas al día"

Las familias que no tienen gas de red y apenas pueden pagar una garrafa pasan casi todo el tiempo en la cama. Los niños comen mal y se enferman mucho.

"En invierno vivís 10 horas al día"

Por:Ana Montes de Oca
Periodista

 En Argentina, Anses otorga una ayuda a las personas que no tienen gas de red para poder comprar las garrafas. Pero muy pocos la cobran y, como toda ayuda no alcanza, el resultado es tremendo: quienes pasan el invierno sin gas, viven entre nueve y diez horas al día.

“Es que se hace de noche tan temprano y hace tanto frío que la única que te queda es acostarte a dormir”, explicaron varias mujeres que usan gas de garrafa.

La mayoría de ellas no usa el gas envasado para calefaccionar. Algunas utilizan leña (que normalmente salen a buscar en las costados de los canales) y cocinan en la parrilla. Cocinan de todo, menos carne.

La mayoría cocina a las brasas

De la escuela a la cama

Yésica vive acá nomás, frente al hospital Lencinas, en Godoy Cruz. Ocupa, junto a su marido y sus hijos, el fondo de la casa de sus suegros.

Ella cobra $200 del “Plan Hogar” que se supone debe ser para comprar dos garrafas de 10 kilos. Pero si bien el gobierno dispuso que el precio debe ser de $135 a Yésica se la venden a $180.

“El problema es que ahora no te dura nada. El año pasado nos duraba como dos meses y este año no llegó al mes”, aclaró, como muchos otros usuarios de gas envasado que aseguran que “al gas lo mezclan con algo porque no dura ni la mitad”.

Aseguran que el gas de las garrafas dura menos

Los hijos de Yésica van a la escuela a la tarde: “se levantan cuando ya no hace tanto frío y después de que los traigo de la escuela, comen y se acuestan”.

La única manera de soportar el frío cuando no alcanza para pagar el gas es vivir en la cama. En total, pasan levantados unas diez horas.

La mujer y su marido también se acuestan cerca de las ocho de la tarde. “A veces con los chicos miramos un poco de tele, pero hay que taparse hasta la nariz” así que nos dormimos temprano.

Los fines de semana, toda la familia sale a buscar leña para la pequeña salamandra que tienen en la cocina, pero es muy difícil conseguir “hoy fuimos y no había nada, sólo unas pocas ramitas verdes”.

“No podemos comprar leña porque es muy cara, 30 kilos salen $120 y dura para un día”, graficó.

La leña puede costar más de $100 por día

Mientras tanto, los niños siempre están enfermos de bronqueilitis “todos los inviernos se me enferman”, y este año, el marido de Yésica estuvo internado con neumonitis y perdió la changa que tenía.

Aseguró que en el hospital nunca le preguntan por qué se enferman tanto los chicos, “para ellos debe ser normal”.

Por supuesto, todos duermen prácticamente vestidos con "cancanes", pantalón largo, camiseta y pulover. “Los chicos tienen dos frazadas que nos dio la municipalidad cuando se nos cayó una pared por las lluvias el año pasado”, comentó.

“De ropa vamos zafado porque la compro en Cáritas, donde consigo por $20 ó $30 pero las zapatillas son un problema. Mi nena me dice que le duelen los piecitos porque le quedan chicas las zapatillas pero yo no puedo comprarle ahora”, explicó.

"La gente cree que con la Asignación te alcanza"

Y mostró el peor lado de la sociedad: “muchas veces la gente me dice '¿pero vos no cobrás la asignación?' y no entienden que yo con la asignación compro comida. La verdulera ya sabe que yo llevo zapallo, cebolla, acelga, papas y alguna fruta, y nada más”.

Para la familia de Yésica la carne es un sueño “ni me acuerdo cuando comimos la última vez”, aseguró, y contó que, hace unos días los jubilados para los que trabaja por horas le dieron 50 pessos para que hiciera un pastel de papas.

Yésica usó el dinero para comprar la carne: “ellos tenían papas, y yo traje de mi casa las cebollas y la masa, porque yo la hago casera. Y les hice el pastel de papas... Mis hijos sueñan con comer pastel de papas... Y ellos ganan cerca de $60 mil de jubilación...”.

Sopas y huesos

La comida de las personas que no tienen red de gas es muy acotada. La mayoría cocina sobre el fuego y para calentar agua usan la pava eléctrica “porque es más rápido, lo pagás en luz, pero al menos te dura un poco más la garrafa”.

La dieta de quienes no tienen el servicio se basa en fideos, arroz, polenta y sopa con algunas verduras. Las proteínas son casi nulas y apenas consiguen impregnar algo en algún guiso al que le echan el rancho del pollo o algunas alitas, o unos huesos.

Muchas de estas familias busca en la basura material para quemar para el fuego de todos los días. “Es difícil encontrar madera, pero a veces encontrás plásticos que se queman lento y sirven, tenés que cuidarte de no estar muy cerca porque el olor es súper tóxico”, alertó Romina, que lleva más de tres años cocinando a las brasas. “Tendría que hacer un libro porque con un huevo y una papa ¡te hago una tortilla en la tapa de una cacerola!”, aseguró.

Según datos de la Subsecretaría de Minería y Energía, en Mendoza hay cerca de 150 mil familias que no tienen conexión a la red de gas. Para ello, desde hace más de dos años, se implementó el “Plan Hogar” que subsidia la compra de garrafas. Sin embargo, aún hay muchas familias que no están incluidas en el plan, que desconocen su existencia y que, tampoco saben que deben denunciar a los comercios que la venden muy por encima de los $135 fijados por el gobierno.

Para hacer la denuncia por el precio, deben llamar a Fiscalización y Control al 0800 3333 492

Para denunciar por garrafas semi vacías deben llamar a Defensa del Consumidor al 0800.222.6678

Para informarse y consultar por el Plan Hogar, deben dirigirse a Anses.

Mientras tanto, quienes apenas alcanzan a comprar un envase de gas al mes, terminan pasando el día en la cama, tapados hasta la nariz y esperando que llegue el calor para volver a vivir. “Yo les digo a mis hijos que siempre hay que mirar para adelante”, aseguró Yésica.

Aunque cuando le preguntamos qué veía allá, adelante, luego de un silencio respondió: “La verdad, nada”.