¿Alguna vez se les ocurrió pensar que nuestros abuelos tenían razón cuando decían que "lo que se hereda no se aprende”? Ese es el caso de Federico Benegas Lynch, el dueño de la bodega Benegas, que está en Drummond, Luján. (Si les suena el apellido no se están equivocando, es el mismísimo bisnieto de Don Tiburcio Benegas, el fundador de la Bodega Trapiche).
Al preguntarle cómo se le había ocurrido empezar a hacer vino, el empresario contó que es nacido y criado en Mendoza, que su padre hacía vino y que cuando fue la liquidación de Benegas Hermanos, él contaba con apenas 18 años.
Confesó que fue todo un trauma en la familia, porque su padre amaba la bodega y ya con la tercera y cuarta generación adentro, cada Benegas tenía muy poco porcentaje y era un lío. Todos querían vivir de eso, entran en crisis y en ese momento es cuando Peñaflor compra las marcas de Benegas, como por ejemplo Font de Cave, Trapiche, etc. y la familia decide irse a Buenos Aires.
“Cuando me nombran director de Peñaflor y Trapiche en el 96 volví a Mendoza luego de 25 años. A los dos años de estar en la provincia, se ponen en venta los viejos viñedos de Benegas, ahí Ángel Mendoza me avisa diciéndome que si quiero hacer grandes vinos tenía que adquirir estos terrenos”, relató. Eran 40 hectáreas, son la actual finca Libertad.
“Mi madre me regaló la marca Benegas cuando falleció mi padre”.
La visita
El edificio data de 1901, y la primera cosecha es del año 2000, siempre con viñedos propios. Producción de 300.000 litros y se especializan en los vinos tintos, los blancos tienen solamente un Chardonnay y un Rose Cabernet Franc, que lo hacen muy pocas bodegas.
Exportan aproximadamente el 25 % de la producción a EEUU, Inglaterra, Austria, Bélgica, mucho a Canadá y China, ahora empezaron con Brasil.
Conocimos los tanques de acero inoxidable, saboreamos uvas recién traídas y probamos vino directamente de las barricas, y esto recién empieza.
Degustación
La bodega consta de 4 líneas de vinos:
Línea Family: Clara (Chardonnay), Carmela (Cabernet Franc Rose), Luna (Cabernet Sauvignon) y Juan (Malbec), que son los nombres de algunos de los hijos de Federico. Añejamiento 6 meses en barrica de roble francés (los tintos).
Nosotros probamos el exquisito Carmela que sorprende por su frescura y suave sabor frutado.
Línea Estate: Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Don Tiburcio que es un blend (50% de Malbec, 20 % de Cabernet Sauvignon, 20 % Cabernet Franc, 5% Merlot y 5 % Petit Verdot). Añejamiento 12 meses en barrica de roble francés.
Línea Single Vineyard: Malbec, Pinot Noir, Cabernet Sauvignon, Syrah, Sangiovese y Blend (Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot). Degustamos Sangiovese que sinceramente fue un puñetazo a mi nariz, pero que se suavizó cuando encontró a mi paladar, portador una interesante acidez pero a su vez en bella conjunción con el alcohol. ¡Otra copa por acá!
Línea Benegas Lynch (Premium): Malbec, Cabernet Franc y Meritage (50% Cabernet Franc, 30% Cabernet Sauvignon, 15% Merlot y 5% Petit Verdot). Todos añejados en barricas de roble de primer uso y el Meritage pasó 5 años de estiba en botella. De esta línea probamos Cabernet Franc cosecha 2007 (atenti como nos mimaron), que posee una linda cantidad de taninos, potente como un Torino del 69 y con final persistente.
Acá viene la nota de color: hay un blend, denominado FBL que no se hace todos los años, solamente si el dueño considera que la cosecha es lo suficientemente buena. Lo más interesantes y divertido, para mi entender, es que nadie sabe cómo es la composición exacta, solita su alma elabora este mix de varietales cual brujo jugueteando con sus pócimas. Y poder probar algo así tiene su precio: $3000 la botella, queridos míos.
En cuestión de precios empezamos con la Línea Family en $215, Linea State $385, Línea Benegas Lynch desde $1150.
Las visitas guiadas cuestan $175 degustando un vino y $400 degustando los mejores vinos como Sangiovese y Meritage.
En el final de nuestra visita y recorriendo nuevamente esas galerías de madera, junto a hermosos viñedos, el sol entraba cómodamente por entre las hojas de parra como queriendo quedarse a oler un poquito más de esas uvas color rubí.
Yo no pude más que aspirar hondo cerrando los ojos y les juro que por un momento me pareció escuchar el sonido de pequeños niños jugando a las bolitas en el mismo lugar que estaba parada, un escalofrío de nostalgia recorrió mi cuerpo, dibujó una sonrisa y la sensación de hogar me acompaño de vuelta todo el camino.
No dejen de visitar Bodega Benegas, verán que no exagero.
Para conocer más sobre otras bodegas entrá a:
Blog: Saludá que nos vamos
Twitter: @AndreaMzaG
Instagram: andreamzag
Fotos: Gustavo Valles



