Tenembaum para el Post: La naturaleza del escorpión

El periodista escribe su primera columna para nosotros, y explica el mal resultado de muchas "operaciones" políticas.

Tenembaum para el Post: La naturaleza del escorpión

Por:Ernesto Tenembaum
Periodista

En el año 2005, cuando el kirchnerismo recién se instalaba en el poder y gozaba de una altísima popularidad, se realizaron las primeras elecciones legislativas de medio término. Su resultado no era un misterio: el oficialismo arrasaría en todo el país, especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde el previsible triunfo de Cristina Fernández de Kirchner sobre Hilda "Chiche" Duhalde, saldaría por muchos años la interna peronista, al desplazar hacia el ostracismo al ex presidente Eduardo Duhalde. 

Sin embargo, en un distrito, la Capital Federal, el oficialismo corría riesgo de salir tercero detrás de las listas del Pro, encabezada por Mauricio Macri, y del Ari, cuya líder nacional era Elisa Carrió y su primer candidato a diputado, Enrique Olivera. El candidato K era el entonces canciller, Rafael Bielsa. La incidencia a nivel nacional de ese resultado era, realmente, marginal. De todas maneras, en la última semana de campaña, un aliado del Gobierno, el radical Daniel Bravo, presentó una denuncia contra Olivera por poseer cuentas no declaradas en el exterior. Hubo entonces una pequeña fuga de votos desde el Ari al kirchnerismo y este logró el pequeño objetivo de salir segundo.

La denuncia, con el tiempo, fue desestimada y se transformó en uno de los símbolos de la política sucia de esta década. Su autor, Bravo, pidió disculpas, aunque no lo hizo ningún otro miembro del Gobierno. Si bien los efectos inmediatos de la operación parecen haber sido los buscados, lo cierto es que de allí en más el kirchnerismo nunca más ganó una elección en la ciudad de Buenos Aires, donde progresivamente se acerca a su desaparición.

 Enrique Olivera murió el 4 de noviembre. En 2005 el kirchnerismo lo acusó falsamente de tener cuentas en el exterior.

Sin embargo, con el correr de los años, ese modus operandi se repetiría, compulsivamente, ante cada desafío público o electoral. A mediados del 2009, Francisco De Narvaez estaba a punto de derrotar a Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires. En los últimos quince días de campaña electoral, un juez que luego sería destituido impulsó una denuncia contra el candidato opositor por supuestos vínculos con el narcotráfico.

El periodismo kirchnerista -desde la patrulla perdida de 678, hasta renombradas firmas de Página/12 como Horacio Verbitsky- alegremente salió a dar por probada la relación. El escándalo no evitó la derrota: Kirchner perdió la última elección de su vida. El juez fue luego destituido y la causa tuvo la derivación más inesperada: hoy nadie tiene dudas de que hubo aportes de traficantes de efedrina a las campañas del kirchnerismo y, por complicidad con ese delito, está procesado José Granero, secretario de Lucha contra la Droga y el Narcotráfico entre 2003 y 2011.

"La saga es eterna y, si se la mira a la distancia, inútil: ese tipo de acciones solo contribuyó a ensuciar al propio Gobierno" 

El año pasado, en el último tramo de la campaña electoral, la cadena de medios oficialistas sugirió que, detrás de una extraña incursión de un gendarme al domicilio de Sergio Massa, se escondía una trama que vinculaba al entonces candidato opositor con los narco. Así como De Narvaez ganó en el 2009, Massa lo hizo en esa elección, aunque por una diferencia abismal de 12 puntos.

La saga es eterna y, si se la mira a la distancia, inútil: ese tipo de acciones solo contribuyó a ensuciar, con justa causa, al propio Gobierno y la cadena nacional de repetición de operaciones. Esta semana, le tocó a Margarita Stolbizer. Sin ninguna prueba, un abogado la denunció por enriquecimiento ilícito. Stolbizer acababa de difundir una información cierta: la empresa que administra la poderosa cadena hotelera de la familia Kirchner había incurrido en irregularidades, como denunciar un domicilio falso. La respuesta fue, otra vez, un carpetazo vil, inverosímil, que solo potenciará la figura que se intenta debilitar.

 La diputada nacional por el GEN Margarita Stolbizer fue denunciada hoy por "enriquecimiento ilícito".

Hay un debate curioso en la Argentina sobre si se deben o no aceptar estos métodos, como parte natural de la lucha política. A muchos jóvenes les enseñaron a repetir en estos años una frasecita curiosa -"es la política"- cada vez que se los cuestionaba. Hay una alianza con un mafioso, un hecho de corrupción evidente, un cambio de posición de 180 grados ante una persona porque antes no tenía poder -solo era obispo- y ahora tiene -es Papa-, todo eso se puede explicar con tres palabras sencillas: "Es la política". O sea, hay adultos que se esmeraron en explicarle a jóvenes, que ya no son tan jóvenes y lo repiten, que la política es sucia, corrupta y mentirosa. Difícilmente se le haya hecho en estos treinta años un favor tan grande a la "antipolítica" como definirla de esta manera y justificar así sus miserias.

Pero lo que más llama la atención es la insistencia en un método fallido. En estos años, se inventó cualquier cosa contra los periodistas críticos. En los momentos más delirantes de esas campañas, se los acusó de apropiadores de niños durante la dictadura militar. No parece que eso haya moderado las críticas ni aislado a quienes las difundían, sino todo lo contrario. Mauricio Macri fue procesado en primera y segunda instancia por una causa realmente menor: su estrella hoy brilla alto, al punto de estar posicionado como uno de los tres candidatos presidenciales que pueden llegar a la Rosada. A Scioli lo acusaron de todo -hasta de ocultar muertos en las inundaciones- y a Massa de narcotraficante. Al fiscal José María Campagnoli quisieron desplazarlo con acusaciones muy débiles, luego de que este descubriera un entramado que vinculaba a la barra brava de River -es decir, a asesinos- con el más alto nivel del oficialismo. Hoy está más fuerte que antes. A comienzos de año, las paredes de la ciudad de Buenos Aires aparecieron empapeladas con las fotos de los dueños y gerentes de supermercados: la inflación en esos centros de distribución este año fue la más alta de la década. Otro de los escrachados fue el presidente de Shell por haber subido la nafta en esos días un once por ciento: el señor sigue en su puesto y la nafta en lo que va del año, con acuerdo oficial, subió alrededor de un 60 por ciento.

"Es muy difícil encontrarle la lógica a la repetición compulsiva de una acción que la mayor parte de las veces produjo resultados adversos" 

Como suele suceder, en estos casos, las personas que sobreviven a las denuncias, que son muchas y del palo más diverso, lo hacen más enojadas que antes y, como lo que no te mata te fortalece, más fuertes, menos vulnerables a esas miserias.

Además, el Gobierno pierde una herramienta que sería útil en muchos casos porque, a veces, hay denuncias que vale la pena atender. La presentación de la AFIP ante la Justicia contra algunos de los principales actores económicos del país por fuga de capitales podría ser la punta del ovillo para desentrañar uno de los males endémicos de la historia económica argentina. Sin embargo, se la difunde editada, se dejan trascender apenas los nombres de los enemigos del Gobierno, no se aclaran fechas ni montos y se elige el oportunísimo momento en el que la Justicia, por primera vez, empieza a levantar el velo que descubre el increíble derrotero de la fortuna presidencial: por lo tanto, esa investigación queda sucia desde el momento mismo en que se la incluye en una nueva operación política.

Con el agua, se va el bebé.

Es muy difícil encontrarle la lógica a la repetición compulsiva de una acción que la mayor parte de las veces produjo resultados adversos, salvo que se apele a la psicología o a las viejas fábulas. Hay conductas, esquemas, que las personas adultas ya no pueden cambiar: es lo que son, tienen respuestas limitadas ante estímulos similares, perdieron flexibilidad y difícilmente la recuperen.

O, para decirlo de otra manera, sería curioso que el escorpión cambie su naturaleza.

Las cosas, como son.