La historia de superación de una psicóloga ciega mendocina

Gisela Ruiz en mendocina, tiene 27 años, nació sin ver y se destaca por su alta capacidad académica. En esta nota, su vida.

La historia de superación de una psicóloga ciega mendocina

Por:Paola Bruno
Editora

Gisela Ruiz es ciega y tiene un currrículum vitae que cualquiera podría envidiar. Es psicóloga, se desempeña en tres ámbitos laborares diferentes y fue abanderada de la escuela secundaria General Las Heras y de la Facultad de Psicología de la Universidad del Aconcagua. Tiene 27 años y ya empezó a cursar una maestría en la UNCuyo porque quiere perfeccionarse en psicoanálisis.

Fue la primera alumna ciega que portó la Bandera Nacional en la Facultad de Psicología de la Aconcagua. Su promedio fue de 9, 17.

Para ella, todo es posible. La seguridad con la que habla demuestra que ser ciega no es un impedimento para cumplir sus sueños. "Nunca un paciente se negó a atenderse conmigo por mi condición es más, diría que todo lo contrario. Lo mismo pasó en la escuela y la facultad, tanto los profesores como los compañeros fueron muy solidarios", contó Gisela.

A la joven psicóloga le faltan horas del día para poder atender a todos sus pacientes. En la mañana, Gisela se desempeña en el Área de Desarrollo Social de Las Heras y, durante la tarde, trabaja en la Obra Social de los Trabajadores de Estaciones de Servicio (Ostes) y desde hace seis meses, en su consultorio particular.

Gisela en su consultorio.

Una historia de superación

Gisela vive en Las Heras con su papá Ricardo, su mamá María y su hermano Iván, de 19 años, que también es ciego. Esta familia es compacta y respalda a la psicóloga en cada uno de sus pasos profesionales.

"Ellos son mi gran sostén. Siempre me apoyaron y están siempre; por ejemplo, me llevan hasta mi trabajo en la Municipalidad de Las Heras", relató. 

- ¿Cómo hacés para ir a tus otros trabajos?

- Voy en colectivo, no tengo problemas para moverme sola. No es fácil para una persona ciega pero se logra, la gente, en la calle, es muy solidaria.

Hay equipo. Hermano Iván, mamá Mary, papá Ricardo y Gisela.

- ¿Y cómo trabajás con tus pacientes?

- Trabajo mucho con chicos; con ellos uso mucho la plastilina, les pido que cuenten lo que les pasa a través de este material y, luego, puedo tocarlo y lo analizo. Y hablo con los pacientes, les digo que pongan en palabras lo que sienten.

- ¿Qué fue lo más gracioso que te pasó en el consultorio con un niño?

- Son divinos para trabajar. Una vez, un nene me dijo: "Hay doctora que pena que usted no ve, yo le dibujaría un dinosaurio". Fue muy gracioso, le expliqué que igual lo podía dibujar y me contaba cómo era.

- ¿Y los adultos cómo te tratan?

- Con la gente de Las Heras salgo al campo, hago visitas domiciliarias. En general, no hay problemas; hay algunas familias que te hacen pasar y otras que te atienden en la vereda.

Gisela, en la Universidad del Aconcagua cuando se recibió.

Una alumna brillante

Gisela, que es ciega de nacimiento, fue a una escuela tradicional, la República Oriental de Uruguay, también en Las Heras; siempre con excelentes calificaciones, formaba parte del Cuadro de Honor.

Cuando llegó la hora de elegir secundario fue al General Las Heras, que está en Ciudad; allí fue la abanderada con un promedio de 9,76. Y cuando ingresó a la facultad, el miedo estaba presente, pero rápidamente pudo superarlo. También fue la abanderada de esa casa de estudios superiores.

- ¿Cómo hacías para estudiar?

- Tomando apuntes y grabando. Mi mamá me ayudó mucho en aquellos años. Mis compañeros y profesores también fueron solidarios. Escaneo material, uso Facebook y el correo electrónico.

- Después de estudiar tanto, ¿hubo inconvenientes para matricularte?

- No, la verdad que no. Rendí la tesis el 27 de mayo de 2014, me matriculé el 25 de setiembre del mismo año y a los dos días me tomaron en la obra social.

Dedicada y estudiosa, Gisela continúa su formación profesional, ahora de posgrado. 

Siempre va por más

Ahora, Gisela está cursando una maestría en Clínica Psicoanalítica de la UNCuyo y se repite la historia: le va súper bien y no tiene inconvenientes ni con los profes ni los compañeros. 

"Yo sigo la línea psicoanalítica y este posgrado está en esa sintonía. Me va muy bien y quiero seguir formándome", destacó la profesional.

- ¿Hay techo para las "diferencias"?

- Claro que no. Yo le digo a las personas que tienen alguna dificultad física que se escuchen, que piensen bien lo que quieren hacer, con voluntad y sacrificio todo se puede lograr.