La historia de la cerveza que nació en la montaña mendocina

El Post charló con Eduardo Maccari, al frente de la cervecería Jerome, quien relató el sorprendente origen de la empresa.

La historia de la cerveza que nació en la montaña mendocina

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

 La historia de un éxito siempre es una moneda de dos caras. Una de ellas da cuenta de un presente pujante y un futuro entusiasta, la otra cara carga con los cimientos, con el azar, los riesgos y los aciertos. Es la más discreta, pero también es la más enriquecedora.

Un fiel ejemplo de este cuadro es la historia de la familia Maccari, que es también la historia de la cerveza mendocina. Allá en los años noventa se gestó la cervecería artesanal Jerome, convirtiéndose en pioneros en Mendoza. Hoy es una empresa familiar con fuerte penetración en el mercado local y con un ambicioso plan de proyección al país.

El Post entrevistó a Eduardo Maccari, al frente de la empresa, quien relató la sucesión de hechos librados al azar que dieron origen su cervecería artesanal.

La Checoslovaquia comunista de los años ochenta, el cerro Aconcagua, el Cordón del Plata y una novela de Jerome K. Jerome son los ingredientes de esta historia de emprendedores que se abrieron camino haciendo cerveza en la tierra del vino.

Eduardo Maccari, al frente de Jerome.

El origen

La historia comienza en el año setenta y nueve. Eduardo Maccari (padre) era un andinista aficionado y en una expedición al Cordón del Plata conoce al checo Vladislav Bezdek y dos japoneses. Maccari le consigue al checo el permiso para subir el Aconcagua debido a que, en plena dictadura militar, se lo negaban por ser comunista.  Bezdek  se convierte en el primer checo en subir el “Coloso de América”. Tiempo después, recomendados por  Bezdek, se contacta con Maccari otro checo llamado Miroslav Jakes. Este hombre decide subir el Aconcagua en pleno invierno y con un equipo en pésimas condiciones, a pesar de las advertencias del mendocino. Regresa una noche en muy mal estado, a raíz de una muela que él mismo se sacó en plena cordillera y, tras superar el inconveniente, vuelve al cerro. A su regreso, su estado físico es deplorable, pero el hombre confirma que, en ambas ocasiones, logró hacer cumbre, a pesar de su estado.

Miroslav Jakes resultó ser el sobrino del Primer Ministro de Checoslovaquia. Con este antecedente, Maccari ya es el referente argentino en ese país, sobre todo en lo referido al andinismo. En este contexto,  se instala en Mendoza una familia checa, entre los que se encontraba el ingeniero  Frantisek  Ahsek. El grupo vive cuatro años en la provincia y para coronar la estadía deciden subir el Cordón del Plata.

El grupo parte el día jueves de la Semana Santa de 1983. Bajan el sábado pero  Frantisek  decide quedarse hasta el domingo para hacer cumbre. Al lunes siguiente, el checo no había regresado y Maccari decide salir a buscarlo con un helicóptero de la IV Brigada Aérea. Lo encuentran congelado y deciden aplicar el método que se utiliza para bajar un cuerpo de la montaña: quebrarlo, meterlo en una bolsa y atarlo al patín del helicóptero. Cuando van a proceder a fracturar el cuerpo, Francisco pega un grito. El hombre estaba vivo. Maccari y el equipo de rescate se las ingenian para bajarlo en el helicóptero y finalmente logra sobrevivir.

Al enterarse de semejante historia, y teniendo en cuenta los antecedentes previos,  el gobierno decide distinguir al mendocino permitiéndole viajar al país como camarada, es decir, como un comunista más. En el año ochenta y nueve Maccari se va a vivir a Checoslovaquia y los fines de semana iba a la casa de  Frantisek  en la ciudad de Pilsen. En esas visitas, el padre del hombre que había sobrevivido en El Plata le enseña a hacer cerveza.

La cervecería fue pionera en la elaboración artesanal, durante los años noventa.

Finalmente en el año noventa, con el fin del comunismo, Maccari vuelve a Mendoza. Decide instalarse en Potrerillos y construye un par de cabañas como emprendimiento turístico. Cabe destacar que en esa época la zona no estaba explotada y no había actividades para ofrecer a los visitantes. Es así que, como un nexo de su negocio, Maccari enseñaba a sus huéspedes a hacer cerveza, con algunos implementos domésticos. Luego de la elaboración, los turistas se llevaban una botellita de recuerdo.

Esta actividad fue creciendo y su hijo Eduardo, empezó a advertir el potencial que tenía el proyecto. Por tal motivo, en el año 2002 con la crisis en su apogeo, decide dejar su empleo en Buenos Aires e instalarse en Potrerillos junto a su padre para desarrollar la empresa familiar.

El nombre de la cerveza se debe a Jerome, un ovejero alemán que fue parte de la familia. Sin embargo, la mascota se llamaba así en homenaje al escritor inglés Jerome K. Jerome, autor de la novela “Tres hombres en un bote”, un libro que marcó la infancia de Eduardo Maccari hijo.

Hoy Jerome tiene un presente fructífero cuyo resultado es la confianza en el camino que fue trazando el azar, una condición sine qua non para cualquier emprendedor que se juegue a su suerte.

Por caso, es válido contar la anécdota de Eduardo Maccari hijo quien, una vez perdido en Londres, caminó sin rumbo hasta llegar a una esquina en la cual, al alzar la vista, se encontró con un cartel que decía “aquí vivió Jerome K. Jerome, autor de Tres hombres en un bote” un guiño del destino para coronar el camino hecho.

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