Como era de esperar, este domingo Horacio Verbitsky hace de vocero oficial respecto de la denuncia que iba a presentar el fiscal Nisman justo antes de aparecer muerto.
Página/12 revela las "contradicciones" de la denuncia contra CFK
“Los duros hechos”. Así se titula la columna que Horacio Verbitsky publica este domingo en diario Página/12 a efectos de mostrar las supuestas contradicciones que ostenta la denuncia que iba a presentar el fiscal Alberto Nisman en el Congreso Nacional el lunes pasado.
En principio, el periodista vinculado al oficialismo recuerda que en sus 289 fojas sostienen que:
1. La presidenta decidió encubrir a los autores del atentado por razones geopolíticas y de interés comercial. Para eso ordenó en forma directa y personal ejecutar el delito.
2. Comenzó en 2011 mediante una negociación secreta con Irán, en la que Timerman prometió el cese de las acusaciones contra varios políticos persas, a cambio de un incremento en las relaciones económicas, de modo que la Argentina vendiera granos y carne a cambio de petróleo iraní, dada la crisis energética.
3. Eso se concretó en enero de 2013 con la firma del Memorando de entendimiento por el que se crearía una comisión de la verdad y el juez y el fiscal interrogarían a los acusados en Irán. Nisman reconoce que son decisiones de política exterior no sujetas a revisión judicial. Pero agrega que sólo sirven para disimular el verdadero objetivo delictivo: la mera presentación del Memorando a Interpol produciría el cese de las órdenes de captura contra los acusados iraníes emitidas en 2007 por el juez Rodolfo Canicoba Corral, y de las notificaciones o alertas rojas emitidas por ese organismo internacional de policía. De tal modo quedarían impunes los acusados y el resto del Memorando no se cumpliría.
4. Pese a los esfuerzos criminales de Timerman, la actitud diligente y responsable de Interpol y muy en especial de su Secretario General Ronald Kenneth Noble, los frustraron. Las alertas rojas de Interpol constituyen la columna vertebral de la acusación, son mencionadas 96 veces, en 56 fojas del escrito que, en cambio, apenas dedica dos fojas, de la 280 a la 282, a la fundamentación jurídica sobre los delitos que se habrían cometido. Esa estructura es inusual en una denuncia de este tipo.
Luego, Verbitsky recuerda que la jueza María Servini de Cubría “al negarse a habilitar la feria judicial, cosa que Nisman no le solicitó en su apurada presentación, lo que faltan son pruebas de cada afirmación”.
Lo mismo refiere respecto a lo hecho hace ocho años por el juez federal Rodolfo Canicoba Corral cuando Nisman le presentó el pedido de captura de los sospechosos iraníes: “Sobran versiones de los servicios de informaciones, pero se necesitan pruebas de validez judicial”, sostiene Verbitsky.
Para el periodista de Página/12, el último dictamen de Nisman tiene problemas de congruencia interna y de contradicción con hechos de la realidad:
Por ejemplo, reproduce dos veces una grabación en la que Khallil se queja de Timerman y manifiesta la molestia de Teherán: “El ruso este de mierda se mandó alguna...estaba firmado algo, donde estaba el tema de las cautelares” (ff.116 y 143). En otra conversación dice que “Timerman no cumplió con algunas cosas” (f.95). Esto contradice la reiterada acusación de Nisman a Timerman, quien habría hecho todo lo posible para conseguir el levantamiento de las órdenes de captura y las alertas rojas de Interpol.
El dictamen de Nisman carece de congruencia interna. Por un lado, en la foja 143 consigna el fastidio de los iraníes con Timerman, a quien llaman ruso de mierda, porque no cumplió con el levantamiento de las alertas rojas de Interpol. Pero al mismo tiempo, en la foja 212 pretende que por orden de Cristina, Timerman tramitó aquello que los iraníes le reprochan no haber hecho.
Más contundente es la contradicción entre lo que el fiscal le atribuye a Timerman y la versión del Secretario General de Interpol, Ronald Kenneth Noble, quien explica qué es lo que hizo el ministro que tanto molestó a los iraníes. En su edición de ayer, Clarín reproduce un cable de la agencia noticiosa oficial de Irán. En ese despacho del 17 de marzo de 2013 Irna reproduce palabras del canciller Ali Akbar Salehi: “Basado en el acuerdo firmado por Irán y Argentina, la Policía Internacional (Interpol) debe levantar las alertas rojas contra cuatro funcionarios iraníes”. Para el diario argentino esto probaría que Timerman “no dice la verdad”. Parece una confusión interesada: para cualquiera que observe de buena fe es obvio que Irán pretendía el cese de las alertas rojas, pero las pruebas de que el gobierno argentino hizo todo lo contrario abundan, en la propia acusación de Nisman, donde los interlocutores iraníes maldicen al canciller por no haber actuado como ellos deseaban y en el rotundo mail de Noble.
En las conclusiones de su dictamen, Nisman insiste en acusar a CFK y Timerman por haber intentado el levantamiento de las alertas rojas y elogia al Secretario General de Interpol, Ronald Kenneth Noble, por haberlo impedido. Pero la versión de Noble, aquí en su original inglés, lo desmiente. Dice que una y otra vez Timerman le transmitió que la presidente y su gobierno estaban ciento por ciento comprometidos a que las alertas rojas siguieran en efecto.
En diez ocasiones a lo largo de su dictamen Nisman sostiene que la Argentina tenía una urgencia o una crisis energética, que califica de severa, por la cual necesitaba del petróleo iraní, a cambio del cual ofrecía granos y carne. Esta afirmación figura en grabaciones de Luis D’Elía, quien se atribuye diálogos al respecto con el ministro Julio De Vido, y de Jorge Khallil. Consultado para esta nota, De Vido negó que exista tal crisis energética. Dijo que la Argentina importa cantidades insignificantes de petróleo y en cambio es exportador de crudo.



