Las cinco ventajas de ser una persona curiosa

Es instintivo, innato y, en algunos casos, irremediable. Diversos estudios tratan de explicar porqué somos curiosos por naturaleza.

Las cinco ventajas de ser una persona curiosa

Por: Mendoza Post

Una de las frases más conocidas del genio Albert Einstein es aquella en la que decía no tener ningún talento en especial, sino simplemente ser "apasionadamente curioso". 

Especialistas y diversos estudios vuelven a marcar los beneficios de ser una persona curiosa 

En la misma sintonía, Edmund Burke decía que "la primera y más simple emoción que descubrimos en la mente humana es la curiosidad"

Aún no hay una explicación científica de la curiosidad clara, pero lo cierto es que hay unas ideas un poco más claras al respecto. 

Aquí van cinco razones por las que permanecer con los ojos abiertos ante el mundo, además de ser divertido, tiene muchas y sorprendentes ventajas.

1 - Fortalecer relaciones

"La gente curiosa suele escuchar y dar conversación", escribía Ben Dean, en un boletín para la Universidad de Pennsylvania. "En las primeras etapas de una relación, tendemos a hablar sobre nuestros intereses y hobbies. Normalmente, porque la gente suele asociar (con razón) el hecho de tener muchos intereses con el de ser interesante. Las personas curiosas aportan diversión y novedades a las relaciones".

El cerebro necesita de la curiosidad

2 - Proteger el cerebro

"Mantener el cerebro mentalmente estimulado es una misión que dura toda una vida", afirma David Knopman, profesor de neurología en la Mayo Clinic de Rochester (Estados Unidos), según Bloomberg. "Mantenerse intelectualmente activo y estimulado toda una vida ayuda a proteger contra la demencia senil. Definitivamente, es bueno para el cerebro".

3 - Superar la ansiedad

Según un estudio publicado en 2009 por el psicólogo Todd Kashdan en el Journal Of Anxiety Disorders, las personas con ansiedad social y mucha curiosidad normalmente tratan de evitar las situaciones de conflicto y adoptan una postura más dialogante.

Es instintivo, innato y, en algunos casos, insufriblemente irremediable: la curiosidad está en nuestros genes

4 - Socio de la felicidad

Diversos estudios han tratado de proporcionar una explicación científica a la curiosidad

Kashdan, autor del libro Curious?: Discover The Missing Ingredient To A Fulfilling Life ("¿Curioso? Descubre el ingrediente que falta para una vida plena"), defiende que la curiosidad puede elevar nuestra media de felicidad varios grados.

"Cuando experimentamos curiosidad, estamos dispuestos a dejar la rutina familiar y correr riesgos, aunque nos haga sentir ansiedad e incomodidad", escribe Kashdan en su libro. "Los curiosos se encuentran bien arriesgándose a probar nuevos retos. En vez de intentar desesperadamente explicar y controlar el mundo, como exploradores curiosos nos gusta la incertidumbre y vemos nuestra vida como una invitación divertida a descubrir, aprender y crecer".

5 - Aprender cualquier cosa

Un nuevo estudio publicado en la revista Neuron descubrió que es mucho más fácil aprender cosas no tan interesantes cuando nos pica la curiosidad. Por ejemplo, si lo que intentas estudiar no se te queda, prueba a ver 10 minutos de tu serie favorita entre sesiones de estudio. Tendrás una pausa agradable y te picará la curiosidad, lo que estimulará el centro de placer de tu cerebro. Cuando vuelves al estudio, el cerebro estará más dispuesto a que cale esa información que te parecía aburrida.

Somos curiosos por naturaleza, y cuando dejamos de serlo es sinónimo de que algo falla 

"Busca formas de conectar las cosas menos interesantes que tienes que aprender con algo que te produzca curiosidad y excitación", sugiere la publicación Lifehacker. "Puedes utilizar sea lo que sea que te llame la atención, aunque no tenga nada que ver. Estudiar con pausas de 10 minutos para ver una serie a la que eres adicto, prepararte una presentación recordando los puntos mientras pruebas un nuevo videojuego o ponerte tarjetas de estudio como marcapáginas".

Fuente: Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano