La tecnología interviene en la fabricación y mejora de las raquetas, pero es difícil determinar hasta que punto le da ventaja a su portador.

¿Cuánto le debe un tenista exitoso a su raqueta?

 Cuando se trata de tecnología, William Hester, antiguo presidente de la Asociación de Tenis de Estados Unidos, era de los tranquilos. Al hombre le preguntaron a finales de los 70 sobre los cambios en el equipamiento que se estaban dando en el tenis. "Puedes jugar con una lata de tomate en un palo de escoba si crees que con eso puedes ganar", declaró.

Hester murió en 1993 a los 80 años. A lo largo de su vida vió la inmensa evolución del juego.

Las raquetas de madera pasaron a ser de acero. El acero dejó su lugar al carbono y éste, más bien pronto, quedará abandonado por el grafeno.

El sitio BBC publicó un recorrido por la historia de las raquetas y su importancia en este deporte.

Gustos variados

Cuando Jimmy Connors se impuso en Wimbledon en 1974, la raqueta de metal ya era parte del circuito: Billie Jean King había ganado el Abierto de Estados Unidos de 1967 con una raqueta de metal aunque luego volvió a la madera.

Pero la alianza de Connors con la nueva tecnología generó división de opiniones entre los jugadores y fanáticos.Muchos estaba preocupados por la dirección que emprendía el deporte y por si se convertiría en una competición de raquetas y no atletas.

Jimmi Connors y su Wilson

Connors usó su Wilson T2000 hasta mediados de los 80, momento en que ya había quedado superado por la tecnología de otros. Sus rivales se habían apuntado a modelos más avanzados.

¿El resultado de toda esta innovación? Un deporte que estaba en el camino del cambio más allá de cualquier consideración.

El testeo

La Federación Internacional de Tenis (FIT) están preocupados por la tecnología al extremo.

Acerca de las raquetas, la principal preocupación es que no ofrezcan demasiada potencial. Si la libertad fuera total, un fabricante podría hacer una raqueta tan buena a la hora de golpear la pelota que el juego sería extremadamente aburrido.

En la máquina que examina las raquetas, el mango es adherido a un motor que la mueve a un ritmo mucho más rápido de lo que el ojo humano puede captar.

Tras llegar a la máxima velocidad, una máquina lanza una pelota en el momento justo para impactar en el centro de las cuerdas.

 El golpe más veloz jamás dado lo hizo Andy Murray, superando los 230 km/h.  

La bola, golpeada, pasa por un agujero hasta un panel metálico inclinado hacia arriba para frenarla y que caiga de forma gentil en un cubo.

Una computadora mide todo con cuidado y le dice a los ingenieros que la bola iba a 193 km/h, dentro de los límites. 

Evolución

El nuevo equipamiento pasa por aquí antes de ser autorizado en el circuito profesional, o en las tiendas.

"No hay nada malo con la innovación", dice Stuart Miller, jefe del departamento científico y técnico de la FIT.

"Pero Debemos hacer todo lo necesario para asegurarnos de que trazamos una línea justa entre permitir la innovación y que el deporte evolucione y asegurarnos de que los jugadores son quienes ganan el partido y no el equipamiento", agrega.

"Pequeña diferencia"

En Fórmula 1, deporte definido por la tecnología, la competición es tanto sobre el piloto como el auto. Los fanáticos suelen hablar de que los mejores pilotos pueden haber tenido un mal año por tener una montura poco competitiva.

Esto sería una pesadilla para el tenis. Que un jugador con dinero pueda conseguirse una raqueta personalizada para que se adapte mejor a su juego, ¿le da eso una ventaja injusta?

"Puede hacer una pequeña diferencia", dice Miles Maclagan, un entrenador de elite que tiene a Andy Murray y Laura Robson entre sus antiguos pupilos.

Futuro tecnológico

El cambio más dramático en las raquetas fue la transición de la madera al acero.

Y ahora hay muchos materiales esperando a hacerse un hueco. Los principales fabricantes están buscando poder hacer uso del grafeno, más rígido y ligero que cualquier metal conocido, como le explicaron a la BBC en la fábrica de Head en Austria.

Raqueta de grafeno.

Otros cambios menos obvios han venido con la inclusión de sensores que monitorean cómo juegas para evaluar los golpes con más profundidad de lo que jamás un entrenador podría hacer.

Y en vísperas del primer gran torneo de la temporada, el Abierto de Australia, todos estos cambios tecnológicos están siendo puestos en la cancha, mientras el espíritu del deporte sigue intacto.

"Por supuesto, le queremos dar a cada jugador la raqueta que le permita ser lo mejor posible", afirma Ralf Schwenger, jefe de investigación de Head. "Por otro lado, tampoco queremos alterar la naturaleza del juego", concluye.