Unicef realizó un estudio de pobreza estructural y determinó que 30% de los chicos de entre 0 a 17 años no podrían salir de su situación de pobreza solo con dinero.
Duro: 4 millones de chicos argentinos son pobres
El último estudio de Unicef asegura que 4 millones de chicos argentinos son pobres. Para peor, unos 350 mil lo son al extremo y, según el organismo internacional, esa pobreza no mejorará aunque baje la inflación o suban los sueldos.
La característica clave de este estudio reciente es que se valió de los pocos datos oficiales existentes en la Argentina para elaborar el panorama de la infancia y adolescencia vulnerable en el país. El resultado es un panorama que cierra a fines de 2015.
La Asignación Universal por Hijo no estaría llegando al 45% de los chicos pobres.
“El trabajo permitió determinar que el 30% de los chicos en la Argentina son pobres y, además, saber cuáles son las características que explican esa pobreza, su nivel de intensidad y cuál es la probabilidad de que un chico esté en una situación de pobreza”, explicó a Clarín Sebastián Waisgrais, especialista en Monitoreo y Evaluación de Unicef Argentina a cargo del trabajo junto a los economistas Jorge Paz, de IELDE, y Javier Curcio, consultor de Unicef.
“El primer objetivo –explicó Jorge Paz- fue determinar la magnitud de la pobreza, llegar a un número. Lo que comprobamos que este es un número estructural que se mantiene en los datos de 2012 y 2015”.
Esta es la primera vez que Unicef realiza un estudio para medir la pobreza estructural y teniendo en cuenta diferentes aspectos no monetarios. “Lo que pudimos ver con estudios similares del pasado, como el de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) del 2010 que hubo un crecimiento de este tipo de pobreza. En ese año era de 25%”, dijo Waisgrais.
¿Cómo se elaboran los índices?
Para elaborar el índice, los técnicos tomaron diez variables o dimensiones: nutrición; salud; educación; información; saneamiento (agua y baño); vivienda; ambiente (zona indundable, basural); protección contra la violencia; contra el trabajo infantil; el juego y la interacción social. Cada una de estas estaba compuesta por varios indicadores, los que sumaron 28 en total. Todos relacionados con los derechos universales de los chicos, y los que les garantizan en el futuro igualdad de posibilidades.
“El punto destacable es que al medir las privaciones y obtener un índice de pobreza multidimensional se logra información vital para desarrollar políticas públicas que -además de hacer transferencias monetarias directas- contemplen acciones focalizadas en otras dimensiones como la violencia o la educación”, sostuvo Waisgrais.
Para Paz este tipo de pobreza es la que afecta al futuro en términos de igualdad de oportunidades. “Cuando estos chicos tengan la edad para ingresar en el mercado laboral, por ejemplo, no lo harán en las mismas condiciones de quienes no sufrieron este tipo de privación en sus derechos”.
“Esto genera perpetuidad de la pobreza. Ellos serán adultos pobres y quizás también lo sean sus hijos”.
No hay AUH donde más se necesita
Otro resultado impactante es que a pesar de que la Asignación Universal por Hijos tuvo un impacto en la reducción de la pobreza extrema, hay todavía un millón y medio de chicos que sufren la pobreza multidimensional a la que no les llega. Según Waisgrais, esto se debe a que muchos no tienen DNI; porque les falta información o no cumplen condiciones como la pertenencia al sistema educativo.Tremendo: no dejarán de ser pobres y sus hijos también lo serán
Según el estudio de Unicef, las cuatro dimensiones principales que explica el 63% de la pobreza multidimensional son: la violencia al interior de los hogares ya sea física o verbal; la falta de juegos e interacción de los chicos; las privaciones en el acceso a la información (internet, televisión, etc) y la salud. En esta última dimensión se ve claro lo que significa ser pobre.
De las 900 mil muertes anuales que se dan en la Argentina entre los recién nacidos y los chicos de 5 años, el 10% son por dos causas totalmente evitables: la diarrea y las enfermedades respiratorias.
Con el panorama de la infancia y la adolescencia en claro, desde Unicef ya piensan en una serie de recomendaciones.
La primera es que este tipo de mediciones sobre la pobreza multidimensional se haga desde el sistema de estadística nacional de forma permanente. “Está muy bien decir desde el Gobierno que una meta es la pobreza cero, pero para lograr un objetivo se necesita saber dónde estamos. Esto es del 2015, un punto de partida”, explica Waisgrais.
Además -tanto él como Paz- coinciden en la necesidad de trabajar haciendo intervenciones directas en el área de salud, educación para resolver problemas concretos, pero también generar políticas integrales que tengan en cuenta la complejidad del fenómeno. “Si se resuelve el tema de la sobre edad en la secundaria, pero no el problema de vivienda y violencia, esos chicos y chicas seguirán teniendo menos oportunidades y seguirán viviendo en la desigualdad”, sostuvo Paz.



