Un fragmento del libro "El Zar Tucumano", que cuenta la historia del ex gobernador de Tucumán y su ascenso en la política local.
Alperovich y el dia que su hija le pidió que no fuera corrupto
"José Alperovich, El Zar Tucumano", es un libro biografíco (y no autorizado) acerca del ex gobernador de Tucumán que, el momento en que salió a la venta, intentó prohibir la distribución.
Los autores de esta obra son los periodistas Nicolás Balinotti y José Sbrocco quienes realizaron una investigación sobre la persona que gobernó la provincia de 2003 a 2015. "El zar" retrata a un caudillo camaleónico, que surgió del radicalismo y pactó con Bussi, el peronismo y los Kirchner.
Un fragmento de este libro, publicado en Contexto Tucumán, cuenta el singular episodio cuando Mariana Alperovich, hija del ex mandatario provincial, le pidió a su padre que no fuera un corrupto cuando éste decidió involucrarse por primera vez en el mundo de la política.
A continuación, esta parte de la obra "El Zar Tucumano":
"Surgido del mundo empresario, a Alperovich se le abrieron las puertas de la política por su billetera sonriente más que por su virtud de ser un malabarista de las finanzas. Su decisión de involucrarse en política cambió para siempre su vida familiar. Así fue, definitivamente.
A León Alperovich nunca lo convenció plenamente la decisión de su hijo de volcarse de lleno a la política. De origen humilde y devenido en un exitoso empresario de automóviles, León temía un descuido en el rumbo de los negocios y las empresas familiares. Aunque su rechazo ocultaba otra razón: desconfiaba de la jerarquía de la dirigencia y le inquietaba el sólo hecho de pensar que el apellido corría el riesgo de caer en el sótano de las críticas y el desprestigio.
Por eso, cuando su hijo le informó, en 1995, que se postularía como candidato a legislador provincial, León intentó alguna sugerencia en vano que ni siquiera fue contemplada por José. El consejo de León se desvaneció inmediatamente en la nada. Sucedió lo mismo con la tibia intervención de Beatriz Rojkés, que tampoco observó con agrado que su marido aceptara tiempo después el Ministerio de Economía durante el mandato de Miranda.
“León siempre estuvo preocupado por lo devaluado que estaba la clase política. Pero luego se gratificó. Para los políticos, José era un tipo de corto plazo porque estaban Fernando Juri en la Legislatura y Julio Miranda en la presidencia del partido. Todos pensaban que era jaque mate. Después José demostró cierta habilidad”, se entusiasmó Jorge Gassenbauer, un alperovichista de la primera hora.
Nadie mejor que Beatriz Rojkés, la esposa de Alperovich, para detallar la metamorfosis. “Ni mis hijos ni yo ni nadie queríamos saber nada de que se metiera en política. José no tenía nada que ver. En su primera elección, como legislador, nos decía que matemáticamente era imposible que saliera elegido. Con eso nos tranquilizamos, pero después salió y le encantó. Para nosotros ser político era ser deshonesto. En una reunión familiar, mi hija mayor, Mariana, con 15 años, le pidió a su papá que antes de cometer un acto de corrupción pensará en ellos. Fue duro escuchar eso. No fue fácil”, recordó Rojkés, actual senadora nacional.
La irrupción en la política le permitió a Alperovich tomar distancia del contexto empresario en el que se forjó. “José se metió en la política porque quería dejar de ser conocido por ser el hijo de… Quería escribir su propia historia”, contó un radical que acompañó de cerca los primeros pasos de Alperovich en la política, como miembro del ya extinguido Ateneo de la Libertad.
“León se oponía en los comienzos a que José se metiera. Le decía que no tenía necesidad de meterse con los ladrones esos para ensuciar el apellido”, sostuvo el senador nacional Sergio Mansilla, uno de los hombres más cercanos al gobernador tucumano. Igual que Alperovich, Mansilla también había saltado sin escalas el cerco del radicalismo al peronismo.
Si bien León no quería que José fuera político, se dio cuenta que en menos de diez años su hijo ya había sido legislador provincial, ministro de Economía y Senador Nacional. Sin mucho que discutir y con instinto paternal, León estaba dispuesto a recurrir a la fortuna familiar para respaldar económicamente la campaña de 2003 y alcanzar la gobernación. Y así fue."



