Darse vuelta es algo difícil y necesario pero requiere un gran gasto de energía.
Entre la vida y la muerte: el caso de la tortuga invertida
La pregunta no es broma: ¿Cómo hace una tortuga invertida para volver a ponerse de pie?
Para una tortuga es un problema serio: el poder enderezarse es crucial, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
La BBC publicó la investigación llevada a cabo por un equipo de científicos que determinó cómo las tortugas evolucionaron para volver a ponerse de pie.
El efecto de la geometría
Ana Golubovic y sus colegas de la Universidad de Belgrado, Serbia, estudiaron en cámara lenta los movimientos de un quelonio (en particular, los movimientos de la tortuga mediterránea o Testudo hermanni) en posición invertida, para ver cómo la forma de su caparazón influye en su habilidad de levantarse.
Golubovic y su equipo analizaron a 118 tortugas mediterráneas (54 hembras y 64 machos). Las colocaron patas para arriba y midieron cuánto tiempo pasaban moviendo desesperadamente la cabeza, las patas y la cola en un intento por recuperar su posición
Cuando la caparazón es más curva, más fácil es volver a ponerse de pie.
El análisis requirió de una profundidad mayor de la que pensaban, tomando en cuenta las distintas medidas de cada caparazón así como la temperatura corporal de estos animales de sangre fría.
Las tortugas mediterráneas tienen un tamaño mediano y, como su nombre lo indica, viven en el Mediterráneo. Por lo general las hembras son más grandes que los machos. Las más grandes tuvieron más dificultades que las pequeñas, y esto se manifestó de forma más pronunciada en los machos que en las hembras.
En términos generales, los animales más grandes tienen más suerte que los más pequeños. Pero si las tortugas mediterráneas crecen demasiado corren el riesgo de quedar boca arriba.
El dilema de los machos
Los machos, en cambio, enfrentan un dilema diferente. Los más pequeños son más ágiles y esta mayor movilidad les permite buscar y aparearse con más hembras.
Cuando se enfrentan, las tortugas tratan de dar vuelta a su rival.
En este caso, ser más grande representa un beneficio, ya que las tortugas más grandes suelen ganar las peleas.Pero, si pierden, señala el nuevo estudio, los machos más grandes se quedan en una posición que los torna vulnerables.


