El caso Baby Etchecopar y el peligro de las falsas terapias contra el cáncer

El caso Baby Etchecopar y el peligro de las falsas terapias contra el cáncer

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

Hace unos días, Baby Etchecopar movió el avispero al denunciar que “médicos inescrupulosos” le sacaron dinero para tratar a su esposa, Adriana Paz, quien falleció a mediados de febrero de cáncer.

“Te enojás con mucha gente. Con médicos inescrupulosos que vienen y te sacan 500 lucas diciendo que la curan en 45 días”, aseguró el conductor. En ese contexto, habló de vacunas y de tratamientos milagrosos, traídos desde Estados Unidos.

Lo cierto, es que la esposa de Etchecopar falleció tras pelear durante dos años contra un cáncer, al que no pudo vencer. Ello a pesar de la gran cantidad de tratamientos que hizo al respecto.

Es interesante volver a poner sobre el tapete esa vieja discusión, ya que el conocido conductor apeló a diversas terapias alternativas que finalmente no sirven para nada. El caso de Echecopar se hizo público porque se trata de alguien conocido, pero ¿qué ocurre con las miles de personas que año a año son estafadas por los que venden tratamientos que no sirven?

Células madre, método Di Bella, Crotoxina, Hansi, etc..., todos ellos se han demostrado inefectivos para curar el cáncer. No existe una sola evidencia científica que los respalde.

Sin embargo, hay quienes siguen lucrando con las supuestas bondades de esos tratamientos. ¿Por qué lo hacen? Por dinero… ¿por qué más lo harían?

Una de las curas milagrosas, a las que llegó a apelar Echecopar, tiene pata mendocina y todo. Se llama Hansi y es un “supuesto activador del sistema inmune del organismo”.

Según sus promotores, permitiría curar enfermedades como cáncer, sida, artritis, reuma, asma, síndrome de fatiga crónica (sfc) y otras dolencias que tengan que ver con la disminución de las barreras inmunológicas.

El compuesto es puesto a la venta desde hace años por Ernesto Daniel Horacio Crescenti, un médico obstetra que posee una imponente clínica en el centro de la Ciudad de Buenos Aires y que gusta invertir miles de docenas de pesos en publicidad televisiva.

La mejor descripción del producto que vende, lo da su propia página institucional: “Al inicio el Hansi se limitó al tratamiento de enfermedades oncológicas (cáncer), pero al actuar a nivel inmunológico y al equilibrar el sistema vital, se ha demostrado su utilidad en otras enfermedades como el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), el Síndrome de Fatiga Crónica, Alergias, Esclerosis Múltiple, Artritis Reumatoidea, Lupus, enfermedades virales como Hepatitis C, síntomas de disminución de la Líbido, trastornos de fertilidad, debilidad, astenia, desbalances hormonales y estados de pobreza vital ya que actúa como regenerante, estabilizador de la membrana celular y de la nutrición en el interior de la misma”.

Frente a semejante descripción, el producto se vuelve casi milagroso. Sin embargo, se trata de un completo fiasco.

Luego de estudios de todo tipo, lo único que ha quedado en claro respecto a sus acciones concretas sobre el organismo, es que Hansi produce diversas complicaciones, especialmente infecciosas: abscesos, empiemas y sepsis. También hematomas y dolor en el sitio de aplicación. Asimismo, se han cultivado frascos cerrados y abiertos encontrándose diferentes gérmenes, como Cándida Sp y Acinetobacter Sp.

En Perú 1136 supo funcionar la sede de Hansi en Mendoza

Ernesto Gil Deza, destacado especialista en temas oncológicos, es uno de los mayores detractores de Hansi: “En uno de nuestros pacientes bajo este tratamiento observamos síndrome Cushing. También observamos progresión en la enfermedad hasta un estado de incurabilidad en dos casos de pacientes portadores de tumores potencialmente curables, quienes se negaron a recibir tratamientos convencionales. No hemos podido observar ningún beneficio objetivo relacionado con su administración cuando los pacientes recibieron solo Hansi”.

De manera similar, opinó oportunamente la American Cancer Society, una de las instituciones más prestigiosas a nivel mundial en todo lo que atañe a temas oncológicos: “Pruebas científicas disponibles no acreditan que Hansi sea eficaz en el tratamiento de cáncer o cualquier otra enfermedad. No hay estudios que prueben que este tratamiento se pueda encontrar en la Biblioteca Nacional de Medicina de la base de datos PubMed de artículos de revistas médicas”.

Hay más: la falta de efectividad del producto, llevó a que diversos damnificados crearan una página en Facebook llamada “El Dr. Ernesto Crescenti es un chanta y estafador”, desde donde intentan alertar sobre la cuestionable conducta del médico.

Su presentación es más que elocuente: “Todos en contra de este chanta que engaña sin escrúpulos a la gente diciendo que ayuda a la curación del cáncer con tratamientos que nunca probaron su eficacia científicamente”.

Allí, los testimonios se multiplican. Uno de ellos asegura que “mi madre estuvo en tratamiento por aproximadamente 3 meses con éstas famosas gotitas, tiempo que según el tipo de cáncer que padecía mi madre (colon con metástasis en diferentes órganos) debería haber respondido. No fue así. En realidad es como si hubiese tomado 'gotitas de agua'. A pesar de que te indican que es un tratamiento 'complementario' de la terapia convencional que existe (rayos, quimio, etc..) al hacer la consulta te presentan casos con similitudes al tuyo y de personas que afirman que se curaron”.

Comentarios de ese tenor se reiteran por docenas, no sólo en el referido sitio de Facebook sino también a través de foros de Internet de diversa índole. Lo sorprendente es que, si bien algunos comentarios son anónimos, la mayoría de los que denuncian la impericia de Crescenti lo hacen con nombre y apellido.

En esos foros, suele recordarse algo que generó escándalo hace unos años: una serie de medicamentos Hansi resultaron “estar contaminados con gérmenes que conllevan un riesgo de muerte superior al 50 por ciento, según denunció la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires”.

Frente a lo dicho, solo queda resaltar las palabras de Echecopar, quien advirtió que “mucha gente hipotecó su casa para hacer una cura milagrosa”. Todo, para nada.