La DGE busca terminar con los docentes sin puntaje

Una fila de casi una cuadra de largo ocupó la calle Patricias Mendocinas entre Rivadavia y Espejo desde las 7.30 de este viernes. Se trata de los profesores de secundario, preceptores, bibliotecarios y secretarios que esperan tramitar el bono de puntaje en la Junta Calificadora de Méritos.

Es que, en el caso del personal administrativo, desde 2012 que no se inscribía en la Junta y quienes comenzaron a trabajar en los últimos años no tenían bono de puntaje.

Emilio Moreno, titular de la Junta Calificadora de Educación Secundaria, explicó que en 2011 se hizo la última inscripción al bono general, pero luego el proceso se complicaba mucho.

“El bono de puntaje tiene en cuenta tres ítems: el título, la antigüedad y los antecedentes. Y tabular todo eso lleva muchísimo tiempo y en el caso de los antecedentes, es prácticamente imposible, no se puede tabular la experiencia laboral”.

Entonces, el resultado es que quienes se presentan a los “cuarto llamado” de las escuelas (aquellos que no tienen bono de puntaje) terminan enredando el sistema educativo, ya que no hay un control claro y transparente de si esa persona es realmente la más preparada, es decir, en esa instancia, la carrera docente queda a la deriva porque el cargo lo ocupa quien se presenta.

En ese sentido, Moreno explicó que “el objetivo que tenemos es otorgar todos los bonos, incluyendo a los que antes no se les daba, como los que han hecho el curso de preceptor, o bibliotecario, e incluso rever de qué forma ordenamos la tabulación para que todos tengan bono de puntaje y podamos, con el tiempo, eliminar el cuarto llamado”, explicó Moreno.

La realidad es que los cuarto llamado son muchísimos. Es cuando una escuela busca cubrir un cargo y publica el puesto más de tres veces: en las primeras tres llamadas deben presentarse docentes con bono de puntaje para que quede el que más puntos tiene. Sin embargo, quienes tienen bono ya están en su mayoría titularizados y entonces las escuelas recurren al cuarto llamado, donde se presentan quienes pueden dar clases pero que no tienen bono de puntaje y sólo presentan un currículum que luego es enviado a la Junta.

Sin embargo, una vez que los calificadores reciben el currículum, pueden recurrir el cargo y pedir que lo ocupe alguien con mejores antecedentes, pero es una decisión que tiene dos obstáculos: por un lado, porque en el trámite de cambiar de profesor la educación de los alumnos se resiente y, por otro, porque no se tienen en cuenta algunas subjetividades como si el profesor tiene vocación o si tiene ya una metodología de trabajo que realmente sirve a sus alumnos.

“A veces tenemos un cuarto llamado que se publica 20 veces”, explicó un colaborador de Moreno, dando cuenta de la cantidad de cargos que se ofrecen en esta modalidad. Por eso, el objetivo es reordenar la forma en que se implemente el cuarto llamado, pero primero es necesario otorgar los bonos de puntaje.

“La idea es poder organizar todo este año para dar los puntajes el año que viene ya que es algo que demanda un presupuesto más o menos importante y que no estaba previsto en la ley de presupuesto que rige para este año”, explicó Moreno.

Con esta idea, además del reordenamiento en cuanto a su implementación, es probable que en un par de años ya no exista el cuarto llamado.

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