La historia secreta de la nieta que no fue

Ocurrido en los 80, el caso Juliana Treviño suele ser obviado por los medios de prensa. El escándalo que salpicó a las Abuelas.

La historia secreta de la nieta que no fue

Por: Mendoza Post

Finalmente se supo: la joven que apareció ayer como nieta recuperada, "no tiene vínculo filial" con María Isabel Chicha Mariani.

En un comunicado firmado por Juan Martín Ramos Padilla, autor de un libro sobre ella, se indicó que "se descarta la existencia de un vínculo filial con la joven que ayer llegó a la casa con un informe de un laboratorio privado de Córdoba".

Ello puso sobre el tapete una inesperada discusión, respecto de cómo los medios tratan la información y qué tan fiable es lo que comunica oficialmente la agrupación Abuelas de Plaza de Mayo.

En general, no suele haber “fisuras” y el trabajo de Estela de Carlotto y su gente es puntilloso (y elogiable).

Sin embargo, existen un par de casos que han dejado mal paradas a Abuelas. Uno es conocido, el de los hijos de la dueña de Clarín; el otro no tanto. Se trata del caso Juliana Treviño.

Lo ocurrido no invalida, siquiera mínimamente, su pelea histórica

Caso testigo

Cuando desaparecieron en 1977, Liliana Clelia Fontana, nacida en Viale, tenía 20 años; y Pedro Fabián Sandoval, de Nogoyá, tenía 33 y trabajaba como albañil.

En 1977 también, Carmen Rivarola y Pepe Treviño, periodistas, tenían intenciones de adoptar un bebé. El 30 de mayo de 1978 recibieron formalmente la tenencia de una beba de pocos días de vida, y el 24 de octubre de 1979, el juez civil Mariano Grandoli les dio a los Treviño la adopción plena.

Al llegar la democracia, Carmen Rivarola decidió ponerse en contacto con las Abuelas de Plaza de Mayo para tratar de averiguar si Juliana era hija de desaparecidos. En enero de 1988 Juliana entró al hospital Durand de la mano de su mamá adoptiva para someterse al análisis.

El 23 de junio del 88, los Treviño fueron informados de que el resultado indicaba que los padres biológicos de Juliana eran Liliana Clelia Fontana y Pedro Fabián Sandoval. Apenas se enteraron, los Treviño hablaron con "Abuelas" para encontrarse con la familia Sandoval-Fontana. Eso nunca ocurrió, porque el 24 de julio a la mañana, el juez federal de Morón, Juan Ramos Padilla los citó a todos en el juzgado. Esa misma noche, con la celeridad de un rayo, había resuelto que Juliana, de diez años, debía ser trasladada inmediatamente a la casa de los Fontana.

Los Treviño quedaron destruidos, no obstante apelaron a todos los recursos legales para que la Justicia les devolviera a su hija. Convocaron a una conferencia de prensa en su casa, y el martes 2 de agosto de 1988, Carmen Rivarola de Treviño se presentó con su abogado un programa de televisión. "Yo tengo que decir con todas las letras que Juliana NO es hija de esa pareja de desaparecidos, esto es tan grave, tan dantesco..." ¿Es decir que los abuelos no son abuelos?, preguntó Mariano Grondona –"No. No lo son.

Ver además: Finalmente, Anahí no es la nieta de Chicha Mariani

Esto comenzó cuando en enero la llevamos a Juliana a hacerse el análisis de sangre. En marzo me llamó la señora Mariani, de "Abuelas", y me dijo que esos análisis empezaban a aproximar a Juliana a esta pareja de desaparecidos". Pero según los folletos oficiales de Abuelas de Plaza de Mayo: "El hijo de Fontana-Sandoval, había nacido en cautiverio a mediados de enero de 1978, y era varón". Cuando los Treviño protestaron la fecha, les dijeron que a lo mejor su nena les pareció más chiquita porque estaba mal alimentada. Y cuando protestaron por el sexo, la señora de Mariani les dijo que habían descubierto que Liliana Fontana y Pedro Sandoval habían compartido calabozo mientras estaban detenidos. "Esto daba la posibilidad de que ella hubiera perdido ese bebe por malos tratos, pero quedara nuevamente embarazada en agosto. De esta manera, el nacimiento en mayo coincidía, y el sexo podría haber sido otro".

Fue el juez Alejandro Sañudo, que había sustituido a Ramos Padilla, quien una semana después al 24 de julio, otorgó la tenencia de Juliana a los Treviño Pero a pesar de devolverle a su hija, Sañudo acreditaba en su fallo el vínculo biológico que unía a Juliana con la familia Sandoval-Fontana. Recién en mayo de 1989 Carmen consiguió que la Cámara Federal ordenara otro análisis de ADN. En mayo de 1990, el nuevo estudio realizado en nuestro país, y confirmado en Estados Unidos y Francia, indicaba con absoluta certeza que Juliana no era hija de Liliana Fontana y Pedro Sandoval.

Carmen Rivarola dijo ese día en Tiempo Nuevo: "…Voy a repetir lo que pasó para que se entienda bien. En pocas horas, el ex juez Ramos Padilla basándose en una pericia que hasta el día de hoy los expertos no saben cuál es su verdadero alcance, y a pesar de que tenía en sus manos los medios para averiguar que había cuatro meses de diferencia entre el nacimiento del hijo de Liliana Fontana y el nacimiento de Juliana, decidió que ella era hija biológica de esa pareja. Nosotros dijimos que esto era imposible pero nadie nos creyó. Después de haber luchado un año y medio para un nuevo estudio del ADN, ahora no hay duda alguna de que Juliana no es hija biológica de esa pareja. Y, sin embargo, en este libro que Abuelas de Plaza de Mayo publicó en abril, cuando ya se sabía el resultado de las pericias, siguen hablando de Juliana Sandoval Fontana". 

"Esto va a seguir sucediendo, y nosotros no tenemos medios para enfrentarlo porque la Justicia permite que las cosas continúen de esta manera. Por eso, a las Abuelas les pido, les ruego, que no tomen venganza con una criatura de doce años. Juliana no tiene nada que ver No hay derecho a que la sigan manoseando así". 

Finalmente, el 13 de junio de 1990, la Cámara Federal de San Martín les reintegró la patria potestad a los Treviño.