La política que ponía un limite a la paternidad quedó sin vigencia para frenar el descenso en la tasa de crecimiento.
En China ahora se permite tener más de un hijo
El décimo octavo plenario anual del Partido Comunista de China (PCCh) puso fin hoy a 35 años de la controvertida política del hijo único, al anunciar que todas las parejas del país podrán tener hasta dos hijos, al mismo tiempo que lanzaba el XIII Plan Quinquenal para reforzar la vitalidad de la economía.
El Plan, el primero bajo el mandato del presidente Xi Jinping, procura evitar el descenso en las tasas de crecimiento que analistas chinos asocian a la llegada de un país a niveles "medios" de ingreso per cápita.
La reforma supone un paso más en la relajación de las estrictas políticas demográficas chinas.
Ya a fines de 2013 Beijing había adoptado una flexibilización de la política de control de la natalidad, pero hasta ahora sólo se había aplicado en algunas provincias.
Esa medida establecía que las parejas en las que uno de los progenitores era hijo único podían tener dos descendientes.
La historia de la controvertida medida
La política del hijo único se puso en marcha en 1979 para reducir los problemas de superpoblación del gigante asiático y según los expertos sirvió para evitar que la población actual del país, de 1.300 millones de habitantes, superara los 1.700 millones.
Fue por esa razón que el Gobierno chino siempre defendió la restricción, aunque también admitía que se aproximaba el momento de ponerle fin.
Entre los efectos secundarios más perjudiciales de la política del hijo único, destaca el rápido envejecimiento de su población que provocó que su pirámide demográfica sea similar a la de los países más desarrollados, con una estructura económica que todavía no se les puede parangonar.



