Es una mezcla caótica de bebidas alcohólicas y otras sustancias como psicofármacos o hasta lavandina y solventes que daña el organismo de manera irremediable.
Qué le ponen los jóvenes mendocinos a la jarra loca
La jarra loca no necesita presentación: es una de las tantas mezclas que se han pergeñado en búsqueda de nuevas sensaciones y, por qué no, la total desinhibición.
Según los resultados del VI Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en Estudiantes de Enseñanza Media hecho en 2014, los adolescentes han mantenido el consumo de alcohol casi al mismo nivel, aumentado el consumo de marihuana y bajado el de tabaco considerablemente.
“Los jóvenes son la expresión más explícita del mundo de los adultos.”
Es importante destacar que este estudio solo toma en cuenta a los adolescentes escolarizados del país y que no incluye en su estudio el análisis del llamado “policonsumo”. Este policonsumo se refiere, según explicó al Post la directora del Plan provincial de adicciones y licenciada en trabajo social Carina Sthelik, “es el consumo de distintas sustancias en el mismo momento, puede ser como jarra loca u otras modalidades, generalmente en contextos de consumos episódicos abusivos como en fiestas o boliches”.
La preocupación de la profesional en este campo se centra especialmente en el alcohol ya que ella considera que ha sido parte de un “proceso de naturalización. Ha bajado la edad de inicio de consumo. Los adolescentes se apropian del consumo de sustancias legales e ilegales en edades más tempranos porque tienen la mirada positiva de los padres.”
Aunque generalmente la jarra loca lleva alcohol y psicofármacos, ella no diferencia en cuanto al segmento etario o de clase social que las toma: “Cada jarra loca la va a armar de acuerdo a su grupo social, el grupo de pares, lo que quieran experimentar. Cada grupo social le va a imprimir lo que tenga de recursos.”
Los efectos
Por su parte, el doctor en Farmacia y Bioquímica y secretario general del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, Marcelo Peretta, explicó los efectos de algunos de las sustancias que los chicos combinan con el alcohol:
Psicofármacos (antidepresivos, ansiolíticos, benzodiacepinas): La mezcla con este tipo de medicamentos aumentará el efecto que estos producen.
Líquido de frenos: lo consumen porque tiene un alcohol tóxico llamado isopropileno. (Fue usado por unos jóvenes en Rosario).
Ketamina: es una sustancia anestésica de uso veterinario. Muy potente, más que fumar marihuana. La usan para la sensación de relajación, tranquilidad, placer, sedación. La consiguen robando veterinarias.
Hipoglucemiantes: Cuando se baja la glucemia hay una sensación de sedación. Les sucede a los diabéticos que abusan del uso de insulina. “Es un viaje”.
Según este especialista en medicamentos, lo que buscan los chicos es: “Además de la desinhibición, estos productos demoran el efecto de sueño y resaca. Pueden tomar más cantidad de alcohol postergando los efectos negativos.”
El doctor Sergio Saracco, director de Toxicología de Mendoza, explicitó al Post que: “En Mendoza, los chicos a partir de los 13 años mezclan alcohol con éxtasis, cocaína o psicofármacos.”
En cuanto al deterioro físico el profesional detalló: “Todas estas sustancias generan un daño a la salud, especialmente al sistema nervioso central, un daño grave a lo cognitivo, nivel cardiovascular, estructura cerebral, hígado, una importante predisposición al cáncer. Va creando tolerancia y aumenta el riesgo de cirrosis. Además, consumir alcohol durante el embarazo en el desarrollo del feto, que provocan alteraciones cognitivas que no dejan que los chicos terminen la secundaria.”
La jarra loca especialmente, según el toxicólogo, “surge cuando se acaba la cantidad de alcohol que pueden sostener en la panza.” Es decir que los chicos optan por la mezcla cuando el efecto del alcohol que su estómago puede soportar no es suficiente para "divertirse".
Hay un síntoma característico en los chicos que toman la jarra loca y es el de la “lengua azul”, Peretta explica que: “Se ponen cianóticos, el consumo de estas sustancias consumen oxígeno. Aunque sea parte locales como la parte de debajo de la lengua. Pero también puede ser porque las sustancias tengan colorantes.”
Vista gorda
Saracco atribuye estas prácticas de policonsumo a un factor sociológico: “Es una sociedad carente que precisa de estas sustancias para mejorar su realidad. Pero se pierde el objetivo y el fin es el divertimento y la desinhibición. Tiene efectos secundarios, efectos no deseados y complicaciones.”
La licenciada Sthelik considera que: “dejar que los chicos consuman alcohol cuando son menores bajo la mirada de los padres es peligroso. Algunos padres no pueden prohibir que consuman alcohol por la inercia social. Hay una ley que dice que no deben consumir esa sustancias a menores de 18 y los adultos se ven desproporcionados de herramientas para poner límites entonces prefieren hacerlo en ámbitos que puedan tener algún tipo de control, que consuman lo que quieran pero adentro de la casa. Pero los chicos terminan haciendo uso de lo que los adultos tienen adentro de la casa.”
Peretta, por su parte, asegura que los chicos son capaces de robar veterinarias, falsificar recetas, robar a los familiares y hasta destaca que existen ‘deliverys’ de psicofármacos que los llevan a su hogar sin demasiados requisitos.
Informar para prevenir
Es importante, según estos especialistas, la información sobre los efectos de manera directa e indirecta sobre la salud ya que a largo plazo puede generar alteraciones en la memoria y a corto plazo pérdida de la voluntad, por esto último es que está relacionado con los delitos en la esfera de lo sexual, reacciones violentas, aumento de accidentes viales, aumento de enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados entre otras consecuencias.
Sthelik, por su parte, opina que: “Se puede prevenir trabajando intensamente en sensibilizar a los adultos en acompañar a los chicos en concientizarlos en cuanto a su salud. Es necesario dar cuenta que el alcohol es una droga que los adultos consumimos desmesuradamente.”
Vivimos en una sociedad de consumo, y acompañar a los jóvenes en la toma de conciencia de lo que ello implica puede ayudar a disminuir el policonsumo.



