Lo dijo Jorge Caloiro, abogado de la familia de Cristian Puleo, el chico muerto en un asado con amigos a fines de 2013.
Muerte del rugbier: "Cristian pidió ayuda hasta cansarse"
“Cristian pidió ayuda hasta cansarse. Eso está acreditado en los testimonios de dos de los nueve chicos que estuvieron con él esa noche, en la finca de Lunlunta. Y nadie le hizo caso. Lo dejaron morirse…” El testimonio –duro- es del abogado Jorge Caloiro, representante de la familia de Cristian Puleo, el chico de 22 años que murió en noviembre de 2013 en un asado con amigos. Una historia oscura cuya realidad solo conocen los que vivieron la muerte del chico rugbier en aquella cena extraña, y presumiblemente algún abogado y familiares de estos desventurados testigos, que podrían enfrentar incluso una condena.
El caso Puleo, como se conoció la muerte de Cristian, estuvo a punto de ser archivado por fiscales en distintas instancias, pero días atrás la Cámara de Apelaciones ordenó seguir investigando.
Ahora, un nuevo fiscal que sería sorteado la semana que viene deberá indagar más en la muerte de aquel chico de 22 años, fallecido en una cena en la que además del asado hubo alcohol y drogas, según los testimonios de los jóvenes.
La versión más o menos conocida dice que Cristian se descompensó, que pidió ayuda varias veces, y que sus amigos no le dieron importancia a sus llamados. Poco después murió ahogado por broncoaspiración luego de un shock hipoglucémico, “del que aún no sabemos por qué ocurrió” le dijo Caloiro al Post. Los chicos declararon haber consumido LSD (ácido lisérgico), alcohol y marihuana en aquel asado que comenzó a las seis de la tarde del viernes 8 de noviembre de 2013. Pero las dos necropsias que se hicieron sobre el cuerpo de Cristian, una de ellas por cuenta de la familia, sólo hallaron pequeños rastros de marihuana.
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De todos modos, las dudas persisten. Aunque la figura legal no cambia por el hecho de haber consumido o no drogas, la hipótesis que sostiene la familia es que no hubo estupefacientes. “A nosotros no nos consta de ninguna manera científica, más que en los testimonios de los nueve jóvenes que estaban esa noche” dijo Caloiro a este medio. La existencia de drogas en aquella cena, o no, no es circunstancial ni menor para el mundo del rugby, por una sencilla razón: ¿Dónde estaban las familias, los amigos, los entrenadores de esos chicos que sabían a quién comprarle LSD?
De todos modos, fuentes judiciales dijeron que algunos de los amigos de Puleo contaron incluso quién era el “dealer” que les había vendido droga en un estacionamiento del ingreso al centro comercial Palmares.
El abogado Caloiro luce optimista luego del fallo de la Cámara de Apelaciones. “Nos sirve para esclarecer de una vez lo que pasó, y para sentar jurisprudencia. Los jueces salvaguardaron el derecho de los querellantes a obtener justicia. Hasta ahora, si un fiscal ordenaba archivar un caso, la querella no lo podía recurrir…” explicó el letrado.
Más allá de las vueltas legales, lo que realmente valdrá la pena si la nueva investigación progresa, es saber qué pasó esa noche. “Hay algunos hechos que ya fueron probados. Uno de ellos es que llamaron al 911 mucho después de que Cristian estaba muerto. La pericia forense demostró que la muerte fue alrededor de las 19:00 más/menos tres horas y veinte minutos. Eso quiere decir que la hora más tarde del fallecimiento de Cristian fue alrededor de las 22:20". El llamado al 911 ingresó casi 40 minutos después.
Tampoco se sabe quiénes llegaron primero a la finca en la que murió Cristian. Sólo que cuando llegó el papá del chico muerto, ya había un abogado de la familia de Gonzalo Ruiz, uno de los amigos. Los Ruiz son los dueños del establecimiento en que falleció el rugbier.
Por lo pronto, el fallo de la Cámara de Apelaciones impidió que el caso sea enterrado sin más, sin saber qué pasó. Y sin justicia.
El caso
-Cristian Puleo (22), rugbier, murió en la madrugada del 9 de noviembre de 2013 en medio de un asado con nueve amigos, en el que presumiblemente consumieron alcohol y drogas. Las pericias no fueron concluyentes respecto de las drogas, y ninguno de los jóvenes habría estado ebrio. Esa misma noche concurrieron a declarar por sus propios medios.
-Cristian murió por “broncoaspiración” luego de un choque hipoglucémico de origen aún indeterminado. Esto quiere decir que restos de comida o vómito ingresaron a su sistema respiratorio y le ahogaron.
-Sus nueve amigos declararon haber consumido LSD, pero las pericias en el cuerpo de Cristian sólo arrojaron trazas de marihuana en pequeña cantidad.
-La familia Puleo sostiene que los amigos del chico no le ayudaron. Dos de ellos declararon “se nos fue la mano”, y se autoincriminaron, de acuerdo a dichos del abogado Jorge Caloiro. Ellos contaron que Cristian pidió ayuda varias veces.
-La Cámara de Apelaciones de Mendoza ordenó seguir la investigación, luego de que tres fiscales en distintas instancias, ordenasen su archivo: Susana Muscianisi, Fernando Guzzo y Paula Quiroga.
-Los amigos de Puleo sospechados de “abandono de persona” y de “omisión de auxilio” son Máximo Grecco, Agustín Cocucci, Gonzalo Ruiz, Lucas Valdez, Timoteo López Frugoni, Julián Matas, Lucas Haddad, Ignacio Donadío y Julián Muñiz.
-Aunque la investigación sigue, el caso es muy complejo de resolver. Debe determinarse por qué Cristian tuvo un ataque de hipoglucemia, y si ello tuvo que ver con el consumo de sustancias que no fueron detectadas en la necropsia. Además, hay que probar que efectivamente sus amigos le abandonaron, y luego, verificar si el llamado tardío al 911 y las declaraciones posteriores de los chicos fueron parte de una “cobertura”. En lo legal, es muy complejo probar el abandono de persona, y la obligación de brindar auxilio –una especie de subcategoría del abandono- sólo prevé multas en el Código Penal.
(Fotos: Facebook)



