La transición se enfrió un poquito. Se reúnen, pero que nadie se entere. La “cooperativa” que junta su última guita. Un apriete feroz.
Quincho: De mentiritas, tertulias fantasma y “aprietes”
Julián se preparaba para despedir el invierno, que a su vez se negaba a irse dando el presente en las últimas noches frescas en serio. Por eso, había optado por una de sus cazuelas favoritas. Calóricas, fuertes, sabrosas. Nada de cocina fina. Esta noche sería bien de fonda. El gordo ya tenía dispuestos sobre la enorme mesada del quincho sus ingredientes completos: zapallo gris, maíz, porotos alubia, tomates peritas frescos, un pimiento, perejil fresco abundante, un pechito de cerdo completo, roast beef de novillo, y unas costillitas de cerdo ahumadas de las que se conseguían en el Mercado Central. Además, tres chorizos de cerdo, frescos, y dos longanizas españolas. Unas cebollas, ají molido, sal y pimienta. No hacía falta más que el fuego y el caldero para completar la magia. La cazuela criolla del quincho se parecía un poco al locro, pero de cocción distinta y más sencilla.
Julián ya había cortado y enharinado toda la carne en trozos pequeños, y la había sellado en una sartén en oliva y manteca, con unas pocas tablitas encendidas. Las reservó y se puso a trabajar con las verduras. Un par de botellas de BenMarco Expresivo, el vino de cinco varietales tintos y de una deliciosa complejidad que había imaginado Susana Balbo, ya respiraba sobe la mesa.
Sentado en el sillón de ratán que había quedado desde las épocas del libre comercio, el Ruso sacaba cuentas. -¿Vos podés creer que a estos pibes de Guaymallén, les da para seguir pidiendo coimas? Realmente son insuperables…- dijo el hombre de los negocios menos confesables del grupete, pero que tenía límites. No les robaba a los pobres. Julián se encogió de hombros. –Y… las denuncias ya llevan nueve meses y no ha pasado nada… los pibes se envalentonan… hay un fiscal de Guaymallén que desde enero no pudo reconocer al “pibe” del mandamás en una foto, denunciado con foto y todo luego de una murra a unos militantes radicales. Qué querés que te diga… Acá van presos los pobres, los pelotudos, o los que no pueden pagar el abogado… y nadie más…- dijo el gordo. El Ruso abrió la boca para contestar, pero no dijo nada.
Julián puso a hervir los chorizos en una olla aparte para desgrasarlos, mientras en el caldero que había colocado sobre las maderitas encendidas salteaba cebollas, unos dientes de ajo pisados, un poco de verdeo y pimientos. En cuanto la preparación redujese un tercio, agregaría el tomate, el maíz, luego los porotos, el zapallo cortado en cubos grandes, la carne de vaca y el pechito de cerdo, y finalmente los chorizos y el resto de los condimentos. (Para pasar el pancito en el plato hasta el final) pensó, abandonando ya las buenas costumbres hasta el verano, por lo menos.
Desde el cuadro que adorna la pared norte del quincho, Eternéstor, el Alcalde, Raúl Querido y el “Chueco” arreglaban cosas sentaditos en una nube, en el mayor de los secretos. Y que nadie se entere.
-Igual que acá- pensó Julián, y alejó la escena de un manotazo.
La cena ya estaba lista y los muchachos ya asomaban al dintel. Todo estaba dispuesto para la tradicional cena política de los amigos.
-Ruso… ¿Por qué no me contás eso de Guaymallén? Pensé que se habían calmado un poco los muchachos. ¿A quién le están pidiendo coimas?- preguntó el Omar, preocupado. El radical-radical-radical del grupo tenía a algunos de sus amigos trabajando para el Marcelino en la “transición”, y ya sabían que el desfasaje de la caja era de unos 250 palitos. La cara que va a poner el petiso cuando cuente bien la plata y sepa que además de ponerla en la gobernación, va a tener que meterle mucha guita a los municipios.
-Miren… es fácil… la cooperativa “Primero Nosotros…”, de beneficios mutuos de la política, después de un tiempo de zozobra y de la derrota electoral, se ha abroquelado porque la justicia no les ha hecho ni cosquillas, a pesar de la muchísima guita de la que se han hecho con todo tipo de métodos, especialmente negocios inmobiliarios, coimas, y ñoquis. Pero… la guita ha empezado a escasear porque el poder se está haciendo humo, y están juntando las últimas monedas…- relató el hombre de los números, atacando la sabrosa cazuela criolla del gordo.
-¿Yyyyy?
-Y bueno, que hay empresas que no han cobrado y algunas están pasando momentos muy jodidos. Una de ellas es la de la limpieza de calles, que se llama Samusa, tuvo que empezar un procedimiento preventivo de crisis por la falta de pagos. De la Municipalidad los llamaron para cobrar… ¡Y les pidieron coimas! ¿Podés creerlo? ¡¡Más coimas!! ¡No tienen paz!- contó, bajando el párrafo con el BenMarco de Susana.
-Qué bárbaro…- dijo Ludovico, el hombre “PRO” del grupo que estaba muy enojado con varios radicales mendocinos, dirigentes, que andan diciendo por todos lados que Scioli va a ser presidente incluso en segunda vuelta y que hay que acomodarse a esa realidad. -¿Y qué va a hacer Marcelino?- preguntó.
-Están preparando un informe con su gente, para informar a la población del estado del departamento y de la comuna. Lo primero está a la vista. Si llega a llover, se inunda todo. Las acequias están tapadas, nadie limpia… la militancia está sacando fotos de mugre amontonada y nuevos basurales, para armar un dossier. Lo segundo es más difícil de ver. Pero en la Justicia y la Fiscalía de Estado lo saben. ¿Sabés cómo deben de estar borrando pruebas los pibes estos…? Pero, con goma gruesa. Están dejando los dedos marcados por donde pasan…- dijo el Omar. Es un quilombo. ¿Y vos gordo, qué eso de la transición? ¿No era que no hablaban ni se reunían? ¿Qué pasó? ¿Y qué acordaron?
-Bueno… a ver… vamos por partes…- dijo Julián, sabiendo que le tocaba explicar lo más delicado de la noche. El Tío Anarco se había quedado dormido después del primer plato de cazuela, y emitió un sonoro ronquido. Los demás se sobresaltaron. El gordo se lubricó con un buen trago de vino, y arrancó.
-Hay varios protagonistas impensados en esta historia. Después de todos los amagues de ruptura, la verdad es que el gobierno y los radicales se siguieron reuniendo, pero en secreto y en la casa del Enrique Vaquié, que hizo las veces de anfitrión aunque lo haya negado en cuanto medio se lo preguntaron. Falta que se lo niegue al papa Francisco. Estuvieron casi 20 días así, durante los que se acordaron algunas cosas. Por ejemplo, que el “número” del que se hablaría sería de poco más de cinco mil palos, que sería el “oficial” respecto de la guita necesaria para terminar el mandato de Paco y arrancar el del Alfredo, y que los radicales dejarían de dar un número propio distinto y de hacer ruido en los medios. Después, que habría un proyecto de ley para conseguir “las cosas” del presupuesto, pero sin presupuesto, usando el último reconducido. Es decir, un endeudamiento especial con afectaciones específicas. Los radicales están de acuerdo… ¿se entiende? Es una ley de la transición para pedir deuda.
-Más o menos… ¿Cuál sería la ganancia?
-Fácil… dejar de andar meneando todos los temas con los que hay despelote… y dejar ir la gestión en paz, para empezar, y de paso darles tranquilidad a los intendentes del peronismo que quedaron en pie, respecto de que nadie los va a ahogar financieramente. Otro de los arreglos, pero éste no fue en la casa de Vaquié con tecito en hebras sino a través del Jorge Tanús, es que a pedido de Cornejo va a quedar “congelado” en la Cámara de Diputados el proyecto de “democratización” de la OSEP que ya tiene media sanción en Senadores y que tanto entusiasma a los gremios. Pero algo pasó, porque alguno de los muchachos que participó de las “tertulias fantasma” en lo de Vaquié abrió la boca.
Los radicales, sobre todo Kerchner y Vaquié, sospechan de los peronistas porque ellos no han hablado e incluso se prendieron fuego negando en público y en privado las reuniones. De algunas participaron el propio Cornejo, Paco, Félix González, algún intendente, Pancho García. El Juan Antonio Gantuz estuvo encerrado con varios de ellos haciendo números. Es decir, había una suerte de “mentirita piadosa” a los medios y a los propios de cada bando, mientras duraron las reuniones.
-¿Y entonces?- preguntó el Ruso, expectante con que se resuelva el problema de la guita.
-Entonces se viene la ley, que debería entrar esta semana en Diputados y votarse en octubre.
-No… te pregunto por qué se enfrió la transición…
-Bueno, hay varias versiones. Acá hay protagonistas que no son de la política. Son “Los Marcelos”, Torrez y López, que fueron los primeros en “dar la cana” de estas reuniones en los medios del Omar Álvarez, que como se sabe tiene una relación muy cercana con el gobierno y con Daniel Scioli en persona. También contaron una reunión que el Alfredo Cornejo sigue negando y negará ante un pelotón de fusilamiento, entre él y el propio Scioli, pero como acá todos juegan al póker y todos esconden las cartas, uno ya no sabe qué creer. El asunto es que en medio del “bocinazo” de las tertulias secretas, el Enrique Vaquié, también en la radio del Omar Álvarez, le dio duro al gobierno haciendo “la gran radical” y puteando por todo, y parece que en la Casa de Gobierno se volvieron locos, y alguien contó delante de Los Marcelos “¡¡Pero mirá lo que dice… si anoche estuvimos en la casa de él cenando… cómo puede decir que no dialogamos…!!” Qué se yo. Todos los medios dieron el fin de semana pistas del arreglo. Hay una versión que indica que la transición se enfrió por eso, y otra más, que sostiene que hubo ruido interno en el peronismo porque no todos sabían de qué venía la mano…-
-¿Y vos cómo sabés? A mí me dijeron que el ciurquismo estaba caliente y que no quieren arreglar nada hasta después de las elecciones generales…- dijo el Omar.
-No es cierto…- contestó el gordo. –El jueves a la noche hubo en una bodega del carril Urquiza, en Guaymallén, una reunión con Paco, Ciurca, los intendentes y los candidatos. Y ahí el propio Paco contó con lujo de detalles para que todos supieran, cómo venían las negociaciones, con quiénes, para qué, y por cuánta guita. Y el peronismo le dio el respaldo.
-¿Y por qué se enfrió todo entonces?- preguntó el Omar, que ya iba por la segunda porción de la cazuela.
-Porque no se hizo la reunión en la que el mismísimo camporista bancario Juan Forlón, el presidente del Banco Nación, con Paco y Cornejo. A pesa que Kicillof le había prometido al propio petiso que no habría ninguna mala onda con la nueva gestión, lo mandó a arreglar detalles con Forlón, algo que parece que no va a ocurrir hasta que esté esta “Ley de la transición” que no es el presupuesto, pero que sí es el financiamiento para salir del atolladero, y que lo pondría el Nación como primer plan… Y si no, qué se yo… hay que buscar por el lado de los privados que tienen relación con el radicalismo como el Supervielle…- explicó el gordo. Y la mesa cambió de tema, cuando los amigos ya estaban dejando “chatito” el caldero con la cazuela de porotos, una antigua creación de Petrona que el gordo había adaptado a los nuevos tiempos.
-Omar… decinos qué está pasando entre el medio afín al Alfredo y el Rody Suárez, alcalde capitalino ratificado en el voto popular…- preguntó el gordo, con algo de saña. El radical del grupete se hizo hacia atrás en la silla, se limpió la boca con una gruesa servilleta de lino y bebió un sorbo del BenMarco. Después, arrancó.
-Hay un despelote muy grande… que está siendo “reconducido”, porque además el Alfredo no puede dejar que dos de sus amigos se peleen entre sí. Ya está establecido que el medio afín le puso al petiso todo el paraguas que necesite y amplifica el pensamiento del gobernador electo. Y el Rody es su pata en la Capital. Pero entre estos muchachos y el intendente de la Ciudad hubo un lío muy grande, una discusión de negocios muy fuerte, que ya lleva semanas. Es tan grande la bola que se armó que ni los funcionarios la saben completa, y el Rodolfo no quiere hablar con nadie. La pelea es de negocios, de plata, acá nadie está batiéndose a duelo por principios. Parece que los amigos del medio alineado radical le levantaron –ellos- la pauta publicitaria de prepo al Rody… y bueno… ahí están…
-¿Y qué más?- apretó el Gordo, ya levantando la mesa.
-Y… parece que alguien del medio afín se zarpó con un mail muy duro al Rodolfo, texto que tendría algún tinte un poco extorsivo según la gente de mucha confianza del alcalde. De hecho, lo han estado mirando con una lupa legal. Pero no creo que la sangre llegue del todo al río. Difícil que sea como en las épocas del Viti, pero, el despelote es inmenso. Incluso, en lo personal.
-Qué bárbaro… eso le va a hacer mucho ruido al Alfredo, que necesita tranquilidad…- dijo el Ruso.
-¿Y quién la tiene en estos tiempos?- comentó el gordo, mirando de reojo la derrota de Argentina contra Venezuela en la final del Preolímpico de Básquet. Qué bueno ese pibe Campazzo, pensó, recordando sus tiempos de básquet en Regatas.
La cena fue llegando a su fin. Después de un flan casero de esos que se mezclan en caliente y un café bien fuerte, los amigos partieron con rumbo desconocido.
-Gordo… ¿Hay mudanzas a Buenos Aires?
-Sí. Muchos sueñan con ese refugio si Scioli es presidente. Y ojo, que si eso es así, Paco o Ciurca van a ser ministros, pero para eso hay que ganarle a Macri en Mendoza. Hay una encuesta que el PJ mostró el jueves, que habla de 36 a 29 para Scioli.
-Ni en pedo. Pierden de nuevo. Te apuesto lo que quieras. Un asado.
-Dale.
-Che… La ‘Casa de las escuchas’ de la Quinta Sección ¿sigue funcionando?
-A full. Y a cuidarse. Escuchan conversaciones con edificios en el medio y algún muchachito anda con el equipito portátil. Si lo ves con la valijita, correte… Tienen intervenidos varios correos también. La tecnología es de principios de los 2000, pero es muy útil.
-Qué bárbaro…
-Y… los negocios necesitan de buena información…
-¡Jajajaaaaa! ¿Decime… qué intendente va a ser el interlocutor de Cornejo, el “Viti” pero al revés?
-Y… es una discusión que no está saldada, como todas las del peronismo. Y al Alfredo le preocupa. Estuvo reunido una hora y media con un tipo de tercera línea nuestra, pero muy amigo de él, para lamentarse de la falta de interlocución. Volviendo a lo otro, pueden ser el tándem Giménez-Tanús, el Ale Bermejo o incluso el Emir.
-¿Tendrá solución todo esto? Me da muchísima pena lo que pasa en los hospitales, especialmente en el Notti.
-Siempre la tiene. Es política… ¿no? Hace meses te dije que los que tenían que juntarse a arreglar, tenían que hacerlo y listo… ¿O no?
-…-
-Y… sí… No hay otra.
Y así, meditando sobre el futuro inmediato, plenos de dudas y acechanzas, los muchachos desparecieron en el sentido estricto de la palabra. Y que nadie joda.
Hoy es domingo de superclásico.



