Aníbal Fernández… ¿otro abogado “trucho”?

Aníbal Fernández… ¿otro abogado “trucho”?

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

En su habitual columna de los lunes en diario La Nación, Carlos Pagni puso en duda el título de abogado de Aníbal Fernández, obtenido en la Universidad de Lomas de Zamora. Lo hizo como él suele hacerlo, con ironías punzantes.

Según el columnista, el jefe de Gabinete de Ministros se habría valido de “un trámite que en el bar de la facultad recibía la enigmática denominación de ‘plan de facilidades’”. Y aclara: “Lomas es también el alma máter de Aníbal Fernández”.

No es casual la referencia, las dudas sobre el título del hoy jefe de Gabinete de Ministros —el tercer cargo en importancia en Argentina— son lejanas y concluyentes.

Aníbal Fernández juró como abogado en julio de 2008. Aunque pocos recuerdan haberlo visto transitar con asiduidad por las aulas de la Universidad de Lomas de Zamora, Fernández recibió su diploma junto a muchos otros alumnos que sí concurrieron fielmente a cada cátedra dictada por esa casa de estudios.

A poco de diplomarse, algunos exabruptos cometidos en torno a cuestiones judiciales puntuales, encendieron las alarmas en diversas agrupaciones de profesionales, las cuales percibieron la falta de conocimiento esencial del derecho por parte de Fernández.

Entonces, en voz baja, muchos empezaron a preguntarse –y aún hoy se preguntan- ¿es Aníbal abogado?

Uno de los últimos cuestionamientos provino del mismísimo Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, una de las asociaciones más poderosas del país a nivel profesional.

Luego de haber admitido públicamente haber sido quien llevó adelante la estrategia procesal-judicial en torno al escándalo que terminó con la eyección de Martín Redrado del BCRA, Fernández fue duramente cuestionado por ese cuerpo y se pidió incluso que le fuera retirada su matrícula profesional, de acuerdo a lo que rezan los artículos 19 y 44, inc. C de la ley 23.187.

Todo arrancó hace unos años, cuando una fuente del mismísimo Ministerio de Justicia de la Nación me confesó: “Tendrías que investigar y difundir el modo irregular con que Aníbal Fernández se recibió de Abogado en la Facultad de Derecho de la UNLZ. Se dice, y con razón, que Tulio (actual Director Nacional electoral, nombrado en ese cargo por Aníbal, y rector de esa Facultad en los 90 y 2000, presionaba a docentes para que firme las actas de aprobación de distintos sindicalistas y políticos, entre ellos las notas del jefe de Gabinete, de quien se dice que cursó unas pocas materias”.

En sentido similar, agregó: “Durante el trámite judicial de los DNU, Aníbal dejó asombrada a toda la comunidad abogadil, ya que no sabía contar los términos procesales durante la feria y confundía lastimosamente días hábiles con días corridos”.

Uno de mis abogados fue terminante en el mismo sentido: “El ejemplo de Fernández es patético: pretendió dejarle la apelación a la jueza en su casa un día inhábil cuando cualquier estudiante de Derecho sabe que los escritos se dejan en los juzgados en días hábiles y en el horario de atención al público. Sostuvo que se afectaba el derecho de defensa cuando aún no corrían los plazos procesales para apelar. Ordenó desconocer una orden judicial porque interpretó que la misma era inconstitucional (¿?). Recuerdo que cuando se matriculó en el Colegio de Abogados de Quilmes nadie salía de su asombro porque aún en sus pagos se desconocía que había estado cursando la carrera”.

Frente a lo antedicho, insisto: ¿Estudió o no estudió derecho el Jefe de Gabinete? Sus propios dichos parecen demostrar que no, pero la realidad indica que el diploma pertinente está en sus manos, lo cual configuraría un delito más complejo que el de la mera “usurpación de títulos y honores” previsto en el artículo 246 del Código Penal.

A caballo regalado

¿Se le dio un diploma al jefe de Gabinete sin haber cursado la carrera de Derecho? Cuatro fuentes independientes me lo aseguraron en el año 2010, asegurando que las notas le fueron virtualmente “regaladas” a Fernández y agregaron un tópico preocupante: no sería la primera persona a la que se le concede tal beneficio.

“Una vez el Sr. Omar Szulak quien fue rector de la UNLZ nos dijo en una reunión política que a Aníbal Fernández ‘le regalamos el título’. Szulak es socio de (Gabriel) Marioto, responsable del COMFER, y el año pasado fue candidato a diputado por el PRO en la provincia de Bs As.”, me admitió uno de los informantes, con un alto cargo —hasta el día de hoy— en esa casa de estudios.

Otra de las fuentes fue profesor del jefe de Gabinete y me dijo a grabador abierto: “Fui por muchos años docente de una materia en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y en reiteradas ocasiones fui ‘apretado’ (o más elegantemente ‘llamado’) para que le ponga nota de aprobado en las actas a distintas personas amigas de los funcionarios de la Facultad, y uno de esos beneficiarios, si mal no recuerdo, era el hoy Jefe de Gabinete Aníbal Fernández”.

Según pude reconstruir entonces, el operativo se armaba eventualmente de dos maneras: por un lado, la Facultad armaba actas complementarias a la del curso regular y las hacía firmar a los docentes; por otro lado, llamaban a los mismos profesores para que en las actas de los exámenes libres aprobaran a “tal o cual” sin que rindiera el examen pertinente.

Según todas las fuentes consultadas por mí, entre otros funcionarios de la facultad, los que llamaban a los docentes para que firmen las actas de aprobación de diferentes alumnos (sin que hayan cursado ni aprobado) fueron las siguientes personas:

1) La entonces secretaria Académica de apellido Vázquez, una joven que tenía menos de 30 años, quien aparentemente sin ninguna experiencia había sido designada en el cargo que ostentaba.

2) Alejandro Tulio, hoy Director Nacional Electoral, nombrado en ese cargo por Aníbal Fernández.

Más allá de la figura puntual del jefe de Gabinete, la historia de la Universidad de Lomas de Zamora registra un lamentable historial de denuncias por entrega irregular de títulos universitarios.

“Recuerdo que muchos alumnos se sorprendían en los eventos de graduación que se llevaban a cabo en la década del noventa en teatros de la zona sur, ya que decían que no habían visto nunca a muchas de las personas que recibían el título de abogado”, me admitió una de las fuentes consultadas para la presente investigación.

El dato es real. De hecho, existen denuncias efectuadas por indignados alumnos que han asegurado que se “entregaban” títulos profesionales a funcionarios y sindicalistas sin haber cursado y aprobado materia alguna. Algunos de ellos fueron salvajemente golpeados y debieron cursar en la sede de Cruce del camino de Cintura y Juan XXIII con custodia policial.

Pocos saben que, durante los años que Tullio comandó la carrera de marras, entre 1999 y 2007, conocidos estudios jurídicos advertían en sus pedidos laborales que no contratarían profesionales salidos de esa facultad.

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