Michael Jackson nació con un talento indiscutido que lo convirtió en el rey del pop. La fama y el dinero le permitieron darse un lujo que se transformó en obsesión: buscar la perfección en su imagen física.
Para eso se sometió a reiteradas operaciones que no solo cambiaron su cara por completo, sino también la pigmentación natural de su piel.
Jackson se sometió a más de 100 operaciones, algunas para modificar su imagen y otras para arreglar malas praxis.
La adicción de Michael lo llevó a convencer a su hermana para que se opere la nariz y a un amigo para que modifique su mentón. El cantante quería ver primero los resultados en ellos y los usó como "conejitos de indias", según cuenta el diario inglés Daily Mirror.



