Dos meses atrás, la escena era improbable. Cristina Fernández, que hacía casi cuatro años no le permitía a Daniel Scioli hablar junto a ella en un acto de gestión del gobierno nacional, lo aplaudió de pie.
Aníbal Fernández, Julián Domínguez, los camporistas Andrés "Cuervo" Larroque y Eduardo "Wado" de Pedro, Axel Kicillof, Gabriel Mariotto, todos aplaudiendo de pie a Scioli, en el acto del martes en Cañuelas.
¿Cambió Scioli o el kirchnerismo? Claramente el kirchnerismo. En efecto, juego de palabras mediante, se sciolizó el kirchnerismo. A veces, el precio de ganar es muy alto.
Tras los tensos comicios porteños, el lunes comenzó la campaña más importante, la presidencial. Dividido el electorado en tres tercios (kirchnerista, antikirchnerista e indecisos o "ni"), Scioli y Macri comenzaron a disputarse este último segmento.
Scioli seguirá como hasta ahora la campaña, confiado en consolidar lo que los propios opositores admiten, es decir, que marcha primero. Las encuestas que maneja el sciolismo le dan al gobernador bonaerense entre 6 y 10 puntos de ventaja, aunque en privado no creen que en las PASO pueda darse la ansiada ventaja de 10 puntos.
Sin embargo, el objetivo del candidato kirchnerista es repetir los resultados electorales que Cristina Fernandez obtuvo en 2007, cuando fue candidata presidencial por primera vez.
En esas elecciones, la fórmula Fernández de Kirchner-Julio Cobos obtuvo el 45.29 por ciento de los votos, frente a Elisa Carrio (23.04) y Roberto Lavagna (16.91).
No obstante a lo que se refieren en el entorno de Scioli es al resultado en las principales provincias.
En ese entonces, la performance de Cristina fue: 1) Córdoba: el FPV salió segundo con el 23.84 por ciento; 2) Ciudad de Buenos Aires: quedó segunda con el 23.77%; 3) Santa Fe: el FPV salió primera con el 35.50%; 4) Provincia de Buenos Aires: arrasó con el 45.91%; 5) Mendoza: sacó el 60.94% junto a Cobos. Sobre éste último distrito, cerca del gobernador aseguran que allí obtendrán uno 40 puntos y que compensan la diferencia con el resto de los distritos.
En el bunker sciolista se esmeran por dejar en claro lo que algunos interpretan como un cepo que la Presidenta y el ultrakirchnerismo con Carlos Zannini desplegó sobre el candidato: "Scioli va a manejar su gobierno y va a nombrar a sus ministros, el que lo dude no lo conoce, se equivoca".
Macri, en tanto, ensayó una rara estrategia de atracción para seducir al electorado "ni". Intentó contrarrestar el "miedo" infundido desde el kirchnerismo en el sentido que si gana el PRO muchos beneficios se acabarían, elaborando un discurso que de alguna manera reconoce y elogia políticas medulares del FPV como la estatización de los fondos de Anses, YPF, Aerolíneas Argentinas o la Asignación Universal por Hijo.
Tal vez no midió el bunker macrista que parte de su capital político se centra en el slogan del "cambio" y en un segmento de la sociedad que sigue cuestionando la ola estatizadora o la manera en que se hizo, por parte de los Kirchner. ¿Si se mantienen todas esas políticas, cuál es el verdadero cambio? Por eso no fue casual la reacción de los mercados con una suba del dólar blue que pasó los 15 pesos. El mensaje a Scioli pero también a Macri fue: "hablen de cómo van a solucionar esto, en vez de elogiar lo que se hizo mal".
Sin embargo, en el macrismo son optimistas. No solo creen que el 9 de agosto a la noche podrían ostentar la radiografía de que Maria Eugenia Vidal es la más votada en la populosa Provincia de Buenos Aires –más allá que sumados, los votos de Aníbal Fernández y Julián Domínguez sean más-. Consideran que un 30 por ciento en territorio bonaerense les garantiza no sólo llegar al ballottage, sino hacerlo en inmejorables condiciones para vencer a Scioli.
(*) Especial para Mendoza Post



