Un chispazo desencadena todo lo demás. Las relaciones deben superar la frontera de las primeras semanas para consolidarse y dar un paso hacia el compromiso, pero a veces esa frontera es una diabólica carrera de obstáculos. El ansia por sentirnos queridas/os o la inseguridad pueden hacer que nos comportemos como auténticas/os psicópatas y echemos a perder justo aquello que anhelábamos conseguir.
Muchas veces ser natural es lo más difícil. Como decía Fernando Pessoa, "amar es pensar", y pensar demasiado hace perder el norte a cualquiera. Para evitar los errores en los albores de una relación, esta es la lista con los nueve pecados más frecuentes durante los inicios de una relación con una posible media naranja.
Llegar tarde
Puede parecer una tontería, pero no lo es en absoluto. Hacer esperar a la otra persona no es solo una falta de educación, sino también una falta total de respeto. A nadie le gusta sentirse despreciado, y menos durante el comienzo de la relación. De modo que, si sos de dejar todo para el último momento, hay que ponerse las pilas y organizarse para llegar con 20 minutos de antelación.
Pasarte con las copas
Un par de vinos pueden ayudarte a sentirte más a gusto y hacer que la cita fluya mejor. Sin embargo, llegar a un estado de ebriedad durante la cena no hará que él o ella te mire con buenos ojos. Si piensa que no sos capaz de moderarte, podría entender que también sos irresponsable en otras áreas de tu vida. La emoción está bien, pero vivir junto a un torbellino incontrolable no es divertido. Por lo tanto, un persona que valga la pena preferirá una pareja sobria -al menos en la primera fase- que alguien que se mate la cabeza porque ya pidió el quinto trago.
Hacer "la búsqueda" en internet
Es un clásico: conocés a alguien y casi de inmediato te ponés a investigar en las redes sociales. Te sentís Sherlock Holmes por unos minutos (o incluso unas horas). Al final del día sabpes dónde estudió, quiénes son sus padres y cuáles son sus cinco grupos de música favoritos. Lo de La Búsqueda es una auténtica droga, sí, pero tenés que dejarla. De modo que bloquea tus instintos y es mejor conocer a la nueva persona por los cauces normales: cena y conversación, de esa forma resultará mucha más natural y divertido para ambos.
Hablarle de tu ex
Probablemente te marcó para siempre, pero no es el momento de hablar de él o de ella. Cuando comenzás una relación debés centrarte en el futuro, no en el pasado. En caso de que sigas siendo amigo/a de tu ex pareja, tampoco deberías compartir los detalles de esa amistad con tu nueva conquista, porque podría crear inseguridad y hacerle creer que tiene un competidor demasiado cerca. El tema de los amoríos pasados debe quedarse en el cajón, por lo menos hasta que tu nueva relación sea un poco más sólida.
Decirle que te estás enamorando
Hablar de esa clase de sentimientos demasiado pronto puede estropear la relación. Durante las primeras semanas, la pareja aún no es lo suficientemente fuerte como para decir te quiero. Al principio, los sentimientos de cada uno evolucionan a ritmos diferentes, de manera que siempre habrá una parte más colgada que la otra. Dar a entender que estás enamorado hará sentir incómoda a tu pareja y podría arruinar lo que están iniciando. Es mejor esperar y disfrutar de su compañía, ver cómo se van desarrollando los acontecimientos y dejar el te quiero para cuando sea una expresión real y correspondida.
Proponer la "bomba" del matrimonio
Puede que comenzás a salir con alguien con alguien con la idea de terminar teniendo una relación seria. Quizá planeás, en un futuro no muy lejano, casarte o vivir juntos y tener hijos. Sin embargo, las primeras semanas de una relación no son el mejor momento para poner ese tipo de cartas sobre la mesa, ya que una declaración así podría asustar a la otra persona. Preguntarle su opinión acerca del matrimonio no es buena opción tampoco. La mejor estrategia es esperar, porque entre conversación y conversación, sus perspectivas respecto al compromiso quedarán claras sin necesidad de poner a la otra persona contra la espada y la pared.
Criticar
La línea entre preocuparse y criticar a alguien es peligrosamente fina. Si no te gusta cómo le queda la barba o el vestido que se ha puesto, no es buena idea decírselo en la tercera cita. De la misma manera, debés tener mucho cuidado con las personas que te critican demasiado pronto, puesto que es una actitud que seguramente empeorará con el tiempo. Si te dice que tenés que bajar par de kilos o que no le gusta cómo te vestís, posiblemente no sea para ti.
Sacarle el cuero a alguien
Todos tenemos nuestra opinión sobre los demás. Hay personas que nos hacen hervir por dentro por los rasgos que no soportamos. Sin embargo, con un puñado de citas con alguien en nuestro haber, no sabemos lo suficiente como para ensañarnos con esa persona. Podemos detestar ciertas ideas políticas o algún tipo de acento, pero cuidado, no sabemos si su hermano, por ejemplo, cumple con nuestro objeto de rechazo. Ser moderado puede evitar un comentario muy desafortunado que no te conviene mencionar.
El sexo
Ese arma de doble filo. Cuando conocemos a alguien que nos gusta, a las pocas citas sentimos la tentación de intimar en todos los sentidos. El deseo aparece enseguida y es difícil decir que no a los instintos naturales. El problema es que ir a la cama sin estar preparados puede abrir una brecha grande en la pareja. Estar seguros de los sentimientos y que fluya cierta confianza es importante para que los juegos sexuales actúen como un vínculo y no un motivo de distanciamiento.



