La firma 4Life llegó a Mendoza. Como Nu Skin, se maneja a través del polémico sistema piramidal, pero encima asegura poder curar enfermedades incurables.
No solo es piramidal sino que promete curas milagrosas
La empresa 4Life empezó a aterrizar en Mendoza y supera por mucho a Nu Skin: aunque también se maneja a través del siempre polémico sistema piramidal —que se ha comprobado que solo beneficia a los pocos que están en la cima—, promete curar enfermedades incurables a través de sus productos, basados en lo que se conoce como “factores de transferencia”, método que se explicará más adelante.
Según sus promotores, los productos de 4Life pueden llegar a remediar patologías como cáncer, sida, hepatitis, psoriasis, sinusitis, leucemia, diabetes, lupus y hasta artritis. Como es de suponer, estos jamás lo dirán públicamente sino en reuniones privadas y lo negarán en caso de que alguien intente exponerlos públicamente.
Para sostener semejante disparate —que no se sustenta en ningún estudio científico serio— la gente de 4Llife asegura que detrás de sus proclamas hay todo un equipo de profesionales expertos en biotecnología y nanotecnología.
Si alguien osa cuestionar esa prédica, sobre la base de que la ciencia aún no ha llegado tan lejos, los promotores de esa doctrina dirán que las empresas farmacéuticas son las que frenan esos avances, que los médicos son ignorantes y que hay una suerte de conspiración mundial para que no se receten sus productos.
En realidad, lo que vende 4Life no está aprobado por la ANMAT como cura de nada sino como suplemento dietario, casi un alimento. Tampoco hay protocolo de seguridad alimentaria alguno que le dé seriedad a sus productos. Ni siquiera hay estudio alguno de organización de salud pública de ningún lugar del mundo que le de seriedad. En buen romance, una completa farsa.
Pirámides que no son egipcias
Al igual que Nu Skin y otros sistemas piramidales/multinivel, el gran negocio de 4Life es el reclutamiento de miembros, que ayudarán a sostener el ostentoso nivel de vida de los que están al tope del sistema. Los productos pasan a un lugar totalmente secundario y son imposibles de vender (amén de que, como ya se dijo, no sirven para nada).
La manera de ingresar a la polémica empresa es calcada a la que usan otros sistemas de pirámide: siempre a través de la invitación de alguien que ya está adentro y que invita a hacer un “negocio excepcional”. Para conocer los detalles, habrá que encontrarse con el reclutador, ya que nada se anticipa por teléfono.
Allí se hará la primera aproximación a lo que será una completa estafa: uno será invitado a una reunión donde se proyectarán videos apocalípticos y se contarán las bondades de pertenecer a la empresa.
No faltarán los testimonios: allí se escuchará a emocionadas personas relatar cómo lograron comprar su primer departamento, o adquirir su primer automóvil. También se sabrá de personas que se curaron de enfermedades terminales gracias a los productos de 4Life. Todo en pos de enganchar a nuevos incautos.
En esas reuniones uno se introducirá en términos como “plan de incentivos Life Rewards”, “power pool” y otros similares, que intentan mostrar un lenguaje interno elitista. Es parte de la captación.
También se dirá que uno puede llegar a ganar hasta el 64% de lo que vende o recibir una porción de todos los ingresos de la empresa después de solo tres meses. Hasta prometerán un viaje lujoso con todos los gastos pagados. Haciendo una simple cuenta matemática, se sabrá que eso es falso, solo los que están al top del sistema —menos del 5% de los integrantes del sistema— lograrán beneficios de ese tenor.
Los demás solo verán pérdidas y frustración por no poder progresar. Y más temprano que tarde llegará el momento de intentar reclutar a quien sea para poder recuperar la “inversión” inicial.
Los “factores de transferencia”
Como se dijo al principio de la presente nota, los productos de 4Life basan su supuesta eficacia en los denominados “factores de transferencia”.
Según explica la propia firma se trata de “moléculas de proteínas diminutas de nanofracciones que crean la memoria química de los agentes patógenos que se encuentran en el calostro (la primera leche de la madre); ellos le enseñan a las nuevas células a luchar contra los patógenos y a proporcionar inmunidad”.
Ante la ausencia de evidencia científica respecto de semejante proclama, los mandamases de 4Life juran que existe un estudio independiente realizado en la Academia Rusa de Ciencias Médicas que demostró que los “factores de transferencia” impulsan la actividad de Células Asesinas Naturales (NK) hasta un 437 por ciento por encima de la respuesta normal del sistema inmunológico. Impresionante, aunque debe mencionarse que ese estudio es inexistente.
Por caso, las tres publicaciones más importantes sobre ciencia —The Lancet, British Medical Journal y New England Journal of Medicine— jamás han hecho referencia alguna a semejante milagro.
Oportunamente, el portal City Paper envió una transcripción de puntuales cintas de audio donde 4Life habla de lo milagroso de sus productos. El material fue distribuido a varios inmunólogos, microbiólogos y bioquímicos. Aquellos que respondieron, se mostraron escépticos.
"Hablando desde el punto de vista de la medicina convencional, no hay conocimiento respecto de este tipo de práctica", aseguró el Dr. James T. Li, profesor de medicina de la Escuela Médica Mayo de Rochester, Minnesota, y miembro de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología.
El mismo profesional, minimizó su eficacia y lo tildó de " tratamiento alternativo", al tiempo que alertó respecto de la poca evidencia que hay a la hora de apoyar las afirmaciones de sus defensores.
Charles Kirkpatrick, profesor de medicina en la Universidad de Colorado, Centro de Ciencias de la Salud, División de Alergia e Inmunología Clínica, también alertó respecto de lo engañoso de las proclamas de 4Life: "Un factor de transferencia que es específico para el herpes simple previene las infecciones recurrentes con este virus. El enfoque utilizado por las empresas de 4Life y otra es hacer caso omiso de la cuestión de la concreción y hacer proclamas no específicas para estimular el sistema inmunológico".
Según Kirkpatrick, también hay que prestar atención a la letra chica de los productos de 4Life donde aparecen leyendas como ésta: "Transfer Factor y Transfer Factor Plus no pretenden, ni deben interpretarse, que sirvan para curar, prevenir o mitigar ninguna enfermedad grave".
Otras de las “etiquetas” aclaran: "Estas declaraciones no han sido evaluadas por la Administración de Alimentos y Drogas (FDA). Este producto no está destinado a diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad".
Aparte de lo antedicho, que habla por sí mismo, existen cientos de miles de alegatos de personas que fueron engañadas pro 4Life y que desnudan en la web sus contradicciones y falacias.
Por caso, hay toda una asociación de afectados por esa firma, donde la catarata de testimonios en primera persona es interminable.
Colofón
Cuando se es convocado por un amigo o conocido a formar parte de un negocio que a uno le cambiará la vida por completo, hay que tomar distancia y evaluar qué puede haber detrás de tan generoso gesto.
No es desdeñable el hecho de que se deba pagar para empezar a trabajar y que todo se maneje sobre la base del secretismo más absoluto.
Si algo es tan bueno como para ser cierto, nadie querrá compartir su gran descubrimiento con uno, que terminará siendo su competencia directa.
Un claro ejemplo: si se lograra ser el distribuidor único y excluyente de Coca Cola en Mendoza, ¿cuál sería el sentido de buscar que otras personas ingresen también al negocio, atomizando las propias posibilidades propias de progreso?
En buen romance: si el mercado es uno solo, ¿por qué generar e impulsar la propia competencia?
En el caso de 4Life, aparte de engañar a los incautos de siempre, sus promotores se meten en un tema de suma delicadeza: la salud pública.
¿Qué tan ético es decir que uno vende productos que pueden curar enfermedades como el cáncer o el sida? ¿Cómo calificar a quien se atreve a dar tan temerario paso?
Cuando se llega tan lejos, ya no se trata solo de cuestiones de moral y ética, sino de un delito penal. Así de simple.



