Ella nació en 2004. Ella hoy tiene 11 años. Ella fue víctima de todos los abusos posibles.
Lo increíble es que en siete años de vida, la nena, bautizada “M” para la causa mediatizada, fue atacada sexualmente por todos, y cuando digo todos, es todos.
Ya está probado que a M la abusaron dos parejas de su madre. Los dos concubinos fueron condenados, uno a 3 años de cárcel; el otro, a 13.
Lo increíble es que esos abusos fueron denunciados por la madre biológica de la nena y un tercer concubino, el actual.
¿Por qué digo que es insólito que la denuncia la haya hecho la madre? Es insólito porque ahora se demostró por la propia declaración de la nena que la madre fue una de las abusadoras y además la entregó sistemáticamente a cuanta pareja se le cruzaba en el camino.
Lo que queda claro en la causa que investiga la fiscal de Avellaneda, Alejandra Olmos Corone,l es que la madre y su concubino decidieron denunciar “para ganar tiempo, para evitar que los investiguen a ellos”.
La historia es así: M es hija de N y Ariel. Ariel contó que N lo dejó en pleno curso del embarazo.
Luego, Ariel conoció a Yesica. Con los años decidió buscar a su hija, y recuperar a M. Y lo hizo.
Primero hubo un regimen de visitas. En esos encuentros, la nena aparecía sucia, con signos llamativos en su conducta.
Yésica, que había sido víctima de abuso intrafamiliar le sugirió a Ariel verificar si la nena podía ser una víctima más de abuso sexual.
Justamente cuando la nena, tras siete años de ausencia paterna, retomaba el vínculo con el papá, la madre biológica se alió con su último concubino y denunciaron por abuso de M a los dos concubinos anteriores.
Insólitamente, o no tanto, decidieron no contarle nada al padre biológico. Para Ariel, eso tiene una explicación. La madre y su último concubino denunciaron para no ser denunciados. Para colmo, en una primera Cámara Gesell, la nena sólo mencionó a esos dos concubinos de su madre como abusadores. Nada dijo de la madre y de su nuevo entorno.
Mientras tanto, la nena daba señales directas de trauma pos abuso. Se vivía flagelando, se quemaba, se cortaba, se sentía culpable de lo que le había pasado.
Finalmente, en mayo de este año, cuando sentenciaron a 13 años de cárcel a uno de los concubinos abusadores, se ordenó una nueva Cámara Gesell a la menor, y ahí contó todo.
Lo que sigue es la crónica del doble espanto. La nena contó que fue abusada por su madre, por el concubino Nico, de 21 años, por su tío materno, Emi y por el abuelo.
La fiscal ordenó detenciones en el acto. Todos fueron detenidos. Todos negaron todo. Menos el abuelo, quien al momento de ordenarse la captura ya estaba muerto.
El caso plantea interrogantes. ¿Cómo es posible que los primeros observadores judiciales no hayan detectado el abuso de la nena en manos de su madre?
¿Cómo es posible que si la nena iba al colegio no hayan detectado nada?
Hay respuestas. A la primera pregunta, el padre Ariel responde: “Mi hija no dijo nada de la madre porque vivía con ella, sentía miedo. Cuando obtuve la tenencia, se soltó”.
Para la segunda pregunta hay respuesta: el colegio al que iba la nena es del tío de la madre biológica. Nadie iba a denunciar nada.
Los nuevos detenidos de la causa podrían afrontar cargos de hasta 20 años de cárcel.
Un dato pinta el espanto. El concubino de la madre detenido ahora, empezó a abusar de la nena cuando se presentó como una persona capaz de contenerla.
Le dijo a la nena que hiciera con él, lo que le habían hecho las otras parejas de la mamá.
Ahora queda más por investigar. La nena tiene tres medio hermanos más chiquitos. Son hijos de su madre con los dos primeros concubinos. ¿Cómo saber si no fueron parte del abuso también? De acreditarse eso, el drama sería insuperable. Esos nenes tienen a su madre presa por abusar de M y a sus padres, detenidos por lo mismo. Hoy la llevan como pueden en un hogar de niños.
El padre de M ya lo dijo. Se ofrece a adoptarlos. Todo un gesto de amor, donde hasta ahora sólo mandó el odio.



