Dónde y cómo se venden celulares robados en Mendoza

A pesar de las denuncias permanentes y los operativos policiales, en la provincia se siguen vendiendo celulares robados. Cómo es el circuito de un delito que no cesa.

Dónde y cómo se venden celulares robados en Mendoza

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

 La ciudadanía parece acostumbrada y resignada frente a ciertos delitos cotidianos, esos que ocurren día a día en Mendoza. Prueba de ello es la ausencia de denuncias policiales referidas a estos ilícitos puntuales.

Uno de ellos es el robo de teléfonos celulares, a través de sus diversas modalidades. Con una mano en el corazón:

¿Cuántos se animan a ir hasta una comisaría a denunciar que les han birlado su Smartphone? ¿Cuántos casos se esclarecen de los pocos que se registran?

La situación no es nueva: en 2008, la Municipalidad de Mendoza, en conjunto con el Departamento de Investigaciones, realizó un fuerte operativo de control en 10 locales de Galería Tonsa, logrando clausurar 2 de ellos por no estar en regla y secuestrar 40 celulares que no pudieron demostrar su procedencia.

Un año más tarde, en abril de 2009, ocurrió lo propio en un local de la galería Caracol y otros de calles Rioja y Lavalle. En esa oportunidad, se secuestraron 85 teléfonos de dudosa procedencia.

  El año pasado, en cuatro locales de la galería Tonsa, se secuestraron más de 100 aparatos, también con anomalías en su registración legal  

Los casos son interminables, los procedimientos también. Sin embargo, el delito no cesa. Es sencillo entender por qué: en el circuito ilegal los celulares se pueden conseguir a un 50% menos de su valor real.

Es un círculo vicioso que se nutre a sí mismo. Una persona compra un teléfono de dudosa procedencia, luego el aparato le es robado, y finalmente vuelve a comprar otro en el mismo circuito ilegal. 

La rueda se retroalimenta una y otra vez, sin solución de continuidad.

Pero hay más: aparte de la adquisición de celulares, está el polémico negocio de activación de chips prepagos, también sin control.

Mendoza Post fue testigo privilegiado de cómo funciona el negocio, en el lugar más estratégico de la Ciudad: la célebre galería Tonsa, ubicada en San Martín al 1.100, a metros de la peatonal Sarmiento.

Allí hay al menos una docena de negocios que compran y venden celulares de procedencia irregular. 

Cualquiera que esté interesado en comprobarlo en primera persona, puede dirigirse a los siguientes locales y se sorprenderá: Tech One (48), Micelular (39), Servicom (100), Dualtec (61), Ringtone (69), Black Cel (106), Free Com (28), y JC (32), entre otros.

Este diario recorrió esos y otros negocios durante un día completo y pudo verificar una y otra vez la manera en la que se pergeña el delito que los investigadores locales no logran terminar de desactivar.

A lo largo de una jornada entera, el Post vio cómo a esos negocios se acercaban jóvenes —y no tan jóvenes— a ofrecer celulares de diversa índole, la mayoría de ellos smartphones.

En ningún caso, los vendedores preguntaron la procedencia de los aparatos. Ni una sola vez.

En ese contexto, los precios que abonaron fue de entre un 10% y un 20% del valor de mercado de los mismos.

El negocio es redondo: luego ese celular será vendido a un 50 o 60% del costo del mismo modelo. Como puede verse, quedará a los vendedores un margen enorme de ganancia, gracias a una oferta de tecnología que nunca cesa.

Basta pararse en la puerta de la galería Tonsa para observar cómo es el flujo de personas que entran y salen de allí para comercializar smartphones. 

Todo frente a la mirada desatenta de policías e inspectores municipales que no dejan de circular por allí.

Es curioso, porque en ese lugar no solo se comercializan teléfonos, sino que además abundan arbolitos que cambian dólares de manera ilícita. 

Todo, como se dijo, a metros del kilómetro cero de Mendoza.


Colofón

Oportunamente, en uno de los operativos que se llevó a cabo en la misma galería, el entonces subsecretario de Seguridad Ciudadana, Raúl Levrino, puso el foco en la necesidad de concientizar a la ciudadanía para que no compre nada que sea robado.

Esa es la clave principal para terminar con el circuito del robo de celulares. Si nadie compra aparatos robados, se terminará de a poco la oferta de los mismos.

Esa sencilla conducta ciudadana, puede lograr mucho más que la acción de las fuerzas de seguridad.

Como alguna vez dijo Prevost, "por encima de todo hay una moral esencial que consiste en no hacer daño a nadie."