Se trata una especie de isópodo gigante que vive en el Océano Atlántico.
El experimento que mostró como unas raras criaturas devoran un cocodrilo
Un grupo de científicos del Consorcio Marino de la Universidad de Luisiana (Estados Unidos) realizó un curioso experimento para comprobar "cómo el material de entornos terrestres enriquece las redes alimenticias en los entornos oceánicos".
En concreto, colocaron a tres cocodrilos muertos en distintos puntos del golfo de México a dos mil metros de profundidad. Luego, enviaron una cámara submarina a estos lugares para filmar lo que pasaba.
La grabación mostró cómo unos isópodos gigantes de aguas profundas detectaron inmediatamente los cuerpos de los cocodrilos y se los comieron.
Estos crustáceos de gran tamaño encontraron a los reptiles colocados en el fondo del mar, y utilizando sus poderosas mandíbulas, los isópodos desgarraron la piel dura del reptil y devoraron su carne hasta que apenas podían moverse.
Los isópodos son animales que tienen una capacidad enorme para almacenar la energía acumulada, por lo que, después de una comida como esta, no tendrán que alimentarse durante meses o incluso algunos años.



