La verdadera historia de Dumbo, un elefante triste

Alcohólico, enamorado de su mánager y muerto en extrañas circunstancias.

La verdadera historia de Dumbo, un elefante triste

Por: Mendoza Post

Podría ser la historia de una estrella de rock pero es la del elefante más triste del mundo, Jumbo, que fue llevada al cine por primera vez en 1941 por la gigante Disney con el nombre que le dio la autora Helen Aberson, Dumbo.

El elefante original que inspiró la historia fue capturado en el territorio africano de Abisinia en 1862. Para lograrlo mataron a su madre que intentaba protegerlo y se lo llevaron a París. Lo bautizaron como Jumbo, que significa "hola" en swahili. Llegó con un estado de salud lamentable pero sobrevivió y fue intercambiado en el zoológico de Londres por un rinoceronte.

Pusieron a su cuidado a Matthew Scott, que no tenía demasiado experiencia pero era un tipo realmente singular. Durmió con el animal seis meses en su jaula y logró una gran conexión con él que lo salvaría de la muerte.

Jumbo y su cuidador.

El dueño del zoológico londinense, Abraham Bartlett escribió al consejo encargado de gestionar el zoo: "No tengo dudas de que el estado del animal es tal que mataría a cualquiera (excepto a Scott) que se atreviera a entrar en su jaula. Hasta ahora, Scott ha conseguido que el animal esté perfecta y completamente bajo su control. Cuánto puede durar esta situación es imposible de decir".

Lo cierto es que Scott, además de su relación de años, tenía un truco. Para calmarlo cuando surgían los ataques de ira, no se le ocurrió otra cosa que darle whisky.

Funcionó, porque el elefante acababa ebrio y, en realidad, olvidaba lo que provocaba su ira. Hoy sabemos que los ataque de furia estaban provocados por la constante ingesta de pasteles, tan alejada de la dieta que debía tener, que le estaba destrozando la dentadura.

Esa fue la conclusión a la que llegó Richard Thomas, arqueólogo de la Universidad de Leicester en el Reino Unido, tras examinar los restos de Jumbo con motivo de la realización del documental de la BBC Attenborugh and the Giant Elephant (2017). El dolor era tal que el pobre animal enloquecía sin remedio.

Temeroso de que los constantes ataques de ira de Jumbo se hicieran públicos y ocurriera una desgracia, el director del zoo decidió vendérselo al magnate circense estadounidense P.T. Barnum. Lo hizo por una cantidad, fabulosa para la época, de 2.000 libras esterlinas, unos 200.000 euros de hoy, como si se tratara de un traspaso futbolero "galáctico".

O eso se contó. Barnum, el hombre que había construido un imperio circense partiendo de sirenas de mentira, había contado una trola final. Esta es la opinión de David Attenborough, que rodó el documental Attenborough and the Giant Elephant en 2017: "Hizo creer que su muerte fue un gran acto heroico en el que Jumbo se sacrificó par salvar a la cría, pero no fue así". Lo que demuestra el documental es que la realidad es bien distinta: mientras subía al tren, otra locomotora que venía en sentido contrario se lo llevó por delante, provocándole una hemorragia interna que le causaría la muerte.

Tenía 24 años. Un elefante en libertad puede llegar a los 60 o 70. Decidido a rentabilizar su inversión hasta el final, Barnum intentó sacar dinero al cadáver de Jumbo por partida doble: vendió su esqueleto, que después investigaría Richard Thomas, e hizo disecar su cadáver, que les acompañaba durante las giras. Cuando los taxidermistas iniciaron los trabajos, descubrieron que Jumbo guardaba en su interior una última sorpresa: en su estómago había dinero contante y sonante. Su trompa había aspirado hasta 300 monedas de las que sus admiradores le daban a su cuidador para subirse a su grupa.