Qué significa y por qué puede ser considerada antisemita.
A cualquiera le puede pasar (mostrar la hilacha)
¡Cuántas veces decimos cosas sin saber! Y nos sucede gran parte del tiempo. En un programa matinal de televisión, una panelista le dijo a otra: "Mostrás la hilacha". Su colega, muy ofendida, la acusó de "antisemita". Esto causó el asombro de los presentes... Y tenía razón. El dicho viene de la época de los Reyes Católicos y la Inquisición. Los monarcas españoles tomaron la ciudad de Granada el 1 de enero de 1492 (¿El año les suena? Viajes de Colón, llegada de los españoles a América...) y acabaron con la presencia de moros en la península. Y fue en Granada, a fines de marzo, que firmaron el decreto que expulsaba también a los judíos de España; en realidad, al menos a aquellos que no se convirtieran a la fe católica.
Los judíos ortodoxos vestían trajes oscuros, pero a nivel de la cintura lucían unos flecos blancos (llamados Tzitzit), que son "rituales" y sirven para recordar las enseñanzas de Dios. En medio de las persecuciones, el contraste de los hilos blancos con las vestimentas negras, identificaba fácilmente a sus portadores y de allí surgió la figura y la idea de "mostrar la hilacha".
Y hablando de la bellísima ciudad de Granada, suele referirse de ella como "El suspiro del moro". El último emir fue Boabdil, también llamado "El desdichado". Cuenta la leyenda que cuando abandona la ciudad hacia el exilio, gira la cabeza y la ve desde la distancia, suspira profundamente y sus ojos se llenaron de lágrimas. Su madre, la sultana Aixa, que le acompañaba, dijo una frase famosa: "Lloras como mujer lo que no has sabido defender como hombre". Mujer recia la madre del emir.
Y es que a veces el monarca no sabe qué hacer. Un ejemplo famoso es el de Creso, rey de la antigua Lidia (hoy Turquía). Hacia el 550 AC, Creso duda en atacar a su vecino, Persia. Para asegurarse, consulta el oráculo de Delfos y recibe la lacónica respuesta: "Si atacas, destruirás un gran reino". Envalentonado, Creso declaró la guerra y avanzó; pero los persas repelieron el ataque y arrasaron su reino. La profecía del oráculo se había cumplido.
En fin, todo es cuestión de saber interpretar correctamente... ¿no?
Ref: (*) El autor es procurador, docente, maestro de ajedrez, escritor y periodista especializado.



