Cómo resolver las peleas de dinero en la pareja

Las discusiones por dinero conlleva otros aspectos, a veces ocultos de tensiones que existen entre dos personas.

Cómo resolver las peleas de dinero en la pareja

Por: Mendoza Post

El dinero es una de las mayores fuentes de discordia matrimonial, y puede ser una de las más difíciles de resolver. Esto se debe a que cuando las parejas discuten sobre cómo gastar dinero, no solo están debatiendo sobre el tema inmediato. Están expresando ansiedades subconscientes de las que quizás in siquiera ellos están conscientes, y chocando con los temores que su pareja no ha articulado.

Quizás se trata de una infancia en la pobreza, o simplemente el temor constante de pobreza, que causa que un cónyuge deteste gastar dinero. Quizás la cuenta bancaria secreta de un primer cónyuge está causando desconfianza en un segundo matrimonio.

¿Qué pueden hacer las parejas para evitar tropezar con estos antecedentes emocionales cada vez que necesitan hablar sobre sus tarifas y su presupuesto? 

Pueden empezar por simplemente reconocer que todos reaccionan emocionalmente con el dinero, y después dedicar tiempo para descubrir qué recuerdos podrían estar impulsando la conducta de cada cónyuge.

Que alguno de los dos gane más suele ser un conflicto.

Una pareja que se toma el tiempo para profundizar en sus patrones de dinero puede ganan un mayor entendimiento y potencialmente prevenir peleas, y llegar a acuerdos mutuos A continuación, cinco áreas comunes de conflicto, y cómo los terapeutas trabajan con las parejas para resolverlos.

¿Qué hacer cuando un cónyuge es más gastador y el otro más ahorrador?

Esta es probablemente la causa más común de tensión financiera en una relación: un cónyuge tiende a gastar impulsivamente, sin pensar sobre el futuro, el otro quiere economizar lo más que se pueda. El conflicto puede adoptar muchas formas, pero las raíces —y las soluciones— son raramente sencillas.

Brad Klontz, psicólogo, planificador financiero y profesor asociado de la Universidad Estatal de Kansas trabajó con una pareja que estaba experimentando un conflicto claro: La esposa sugería pequeños lujos —como salir a comer— y el esposo reaccionaba con ira.

Casi siempre en la pareja hay uno que es el que ahorra.

La irritación del esposo con su mujer tenía su raíz en un temor profundamente arraigado, afirma Klontz. Creció en una familia humilde —incluyendo un periodo en que su madre dependía de asistencia pública— y le preocupaba que pudiera terminar allí de nuevo.

Por su parte, la esposa creció en una familia de clase media alta. Le regalaron un auto cuando cumplió 16 años, y no tuvo que trabajar de adolescente. ¿Su perspectiva sobre el dinero? Todo va a salir bien. Era despreocupada. No había ahorrado ni un centavo. Habría tiempo para eso más adelante.

Además, dice, “ella valoraba la comodidad”. Y esos valores chocaron contra los temores de su esposo. Por ejemplo, en los comienzos de su matrimonio, ella quería comprar un sillón. Eso causó tensión en la relación. “Había mucho conflicto entorno al dinero, ya que por cada 1% que ella quería gastar en lugar de ahorrar, a él le causaba un ataque de ansiedad”, apunta Klontz. “En su familia, nadie había ahorrado. Sus parientes vivían de la asistencia social. Había mucho temor que eso le ocurriría a él y a sus hijos”.

¿La solución? Primero, aprender a escuchar. Klontz les pidió que contestaran preguntas como “¿Cuál es tu mayor temor?”. Hablar sobre sus historias le ayudo al matrimonio a cambiar la ira y culpa por la compasión, dice Klontz.

“La labor, para (el esposo) consistía en cambiar su convicción de que ‘jamás habrá suficiente’ a una de ‘necesitamos una estrategia un poco más equilibrada’”, explica Klontz.

Después de que Klontz repasó sus metas de largo plazo, la pareja llegó a un acuerdo mutuo: el esposo reduciría su tasa de ahorro a 20%, y la esposa empezaría a ahorrar 20%. Además, el esposo estuvo de acuerdo que la esposa podía realizar decisiones de gastos, como comprar un sillón o planear unas vacaciones.

Otra estrategia útil: fijar metas concretas, dice Amanda Clayman, una terapeuta financiera en Nueva York.

Simplemente decir, “somos unos pésimos ahorradores. Necesitamos ahorrar más”, no ayudará a una pareja a progresar, anota. Establezca una meta específica de ahorro, aconseja, y reconozca como afectará los gastos diarios.