A pesar de que Trump aseguró que se dieron pasos importantes, Putin no parece haberse movido de su posición inicial.
Las exigencias de Rusia alejan la posibilidad de paz con Ucrania
Después de los encuentros del presidente estadounidense, Donald Trump con su par ruso Vladimir Putin en Alaska y posteriormente con el ucraniano Volodimir Zelensky, las perspectivas de paz en Ucrania se mantienen distantes.
Aunque Trump aseguró que "la paz está al alcance de la mano", las posiciones de Rusia y Ucrania continúan siendo incompatibles en puntos centrales del conflicto.
Tras más de tres años de guerra, Rusia controla alrededor de una quinta parte de Ucrania, incluyendo las regiones anexionadas de Crimea, Lugansk, parte de Donetsk, Kherson y Zaporizhzhia. Moscú exige el reconocimiento internacional de esas incorporaciones como condición indispensable para cualquier acuerdo.
Zelensky, en cambio, sostiene que la soberanía y la integridad territorial ucraniana no son negociables. Trump llegó a sugerir que podría discutirse un intercambio territorial, aunque esta opción es profundamente impopular en Ucrania y enfrenta obstáculos constitucionales.
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Neutralidad y garantías de seguridad
Otro punto de fricción es el futuro de Ucrania en la arquitectura de seguridad europea. Rusia reclama la neutralidad absoluta de Kiev y su renuncia a alianzas militares como la OTAN. Zelensky, por el contrario, considera la adhesión a la OTAN y a la Unión Europea como garantías esenciales para el futuro del país.
Estados Unidos ha deslizado la posibilidad de ofrecer garantías bilaterales de seguridad fuera del marco de la OTAN, aunque aún no hay un consenso claro. Moscú, por su parte, rechaza cualquier presencia militar extranjera en territorio ucraniano.
El Kremlin también exige una reducción drástica de las fuerzas armadas ucranianas y la confirmación de que el país no poseerá ni aceptará armas nucleares. Ucrania ya había renunciado a su arsenal nuclear en 1994, bajo el Memorándum de Budapest, a cambio de garantías de seguridad que Rusia violó con la invasión.
El peso de las sanciones
Las sanciones occidentales han golpeado con fuerza a la economía rusa. Moscú reclama el levantamiento de las restricciones, incluidas las aplicadas al comercio de gas y petróleo y a los activos financieros bloqueados en Occidente.
Trump ha insinuado que está dispuesto a discutir un alivio gradual como parte de un acuerdo. Para Kiev y la Unión Europea, sin embargo, levantar sanciones sin avances sustantivos equivaldría a debilitar la presión internacional sobre Putin.
En paralelo a las discusiones geopolíticas, Zelensky ha puesto sobre la mesa un punto ineludible: el regreso de miles de niños ucranianos secuestrados y trasladados a Rusia, además de la repatriación de soldados y civiles encarcelados, incluidos periodistas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, respaldó este pedido como prioridad humanitaria en la mesa de negociaciones.
A pesar de los gestos diplomáticos y los mensajes optimistas de Trump, los desacuerdos sobre territorio, seguridad, sanciones y desmilitarización mantienen a Ucrania y Rusia en un callejón sin salida. Para Moscú, la paz pasa por consolidar sus conquistas militares. Para Kiev, aceptar esas condiciones equivaldría a renunciar a su soberanía.
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