El alto el fuego comenzó al mediodía y marcó la primera retirada israelí en dos años de guerra. El acuerdo, impulsado por Donald Trump, prevé la liberación de rehenes israelíes y prisioneros palestinos y redefine el mapa político de Medio Oriente.
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Miles de palestinos emprendieron este viernes el regreso a lo que queda de sus hogares en Gaza, luego de que entrara en vigor el alto el fuego entre Israel y Hamás, el primero desde el inicio de la guerra hace dos años. Las tropas israelíes comenzaron una retirada parcial del enclave, abriendo paso a convoyes con alimentos y medicinas en una de las zonas más devastadas del planeta.
El gobierno israelí ratificó la tregua durante la madrugada y el ejército confirmó su inicio al mediodía. Según los términos del pacto, Hamás liberará a los 20 rehenes israelíes vivos en un plazo de 72 horas, mientras que Israel excarcelará a 250 palestinos condenados a largas penas y a 1.700 detenidos durante la ofensiva informó Reuters.
El enviado estadounidense para Medio Oriente, Steve Witkoff, anunció que se completó la primera fase de la retirada militar y comenzó el proceso de liberación de rehenes. La medida forma parte de la iniciativa del presidente Donald Trump, cuyo plan de 20 puntos busca cerrar el conflicto mediante una desmilitarización progresiva de Gaza y el control parcial israelí del territorio.
Ver: Las tropas israelíes iniciaron la retirada de Gaza
En un discurso televisado, Benjamin Netanyahu confirmó que las fuerzas permanecerán en ciertas zonas "para garantizar la seguridad y el desarme de Hamás". Agregó que si la desmilitarización "no se logra por las buenas, se hará por las malas".
Pese al anuncio, los ecos de la guerra persisten. En Khan Younis, en el sur del enclave, testigos reportaron bombardeos aislados tras el repliegue de tropas. En el centro de Gaza, soldados israelíes desmantelaron posiciones y avanzaron hacia la frontera, en medio de disparos intermitentes.
La tregua es el resultado directo de las presiones de Washington, que busca recomponer su influencia en Medio Oriente y contener la expansión del conflicto regional. El enfrentamiento entre Israel y Hamás había provocado más de 67.000 muertes palestinas y tensiones con Irán, Yemen y Líbano, además de desgastar la relación entre Trump y Netanyahu.
Desde su exilio, Khalil Al-Hayya, uno de los líderes de Hamás, aseguró que recibió garantías de Estados Unidos y otros mediadores de que la guerra ha terminado. Sin embargo, el grupo islamista aún exige la liberación de prisioneros emblemáticos y rechaza el desarme total.
Trump, que viajará a la región en los próximos días, podría participar de una ceremonia de firma en Egipto. En Israel, la Knéset ya prepara una sesión especial para recibirlo.
El alto el fuego representa el avance más significativo hacia el fin del conflicto, pero deja abiertas incógnitas clave: quién gobernará Gaza tras la retirada israelí y qué papel jugará Hamás en el futuro político del enclave.



