Nevada inédita en el desierto más árido del planeta

Una tormenta de nieve sin precedentes sorprendió al norte de Chile y detuvo las operaciones del radiotelescopio ALMA. El fenómeno evidencia un clima cada vez más errático, incluso en los lugares más secos del planeta.

Nevada inédita en el desierto más árido del planeta

Editó: Santiago Montiveros

Una inusual e intensa tormenta de nieve cubrió esta semana grandes sectores del desierto de Atacama, en Chile, y obligó a suspender por completo las operaciones del observatorio ALMA, el mayor radiotelescopio del planeta. El fenómeno, que no se registraba con esta magnitud desde hacía más de diez años, impactó directamente sobre las antenas del complejo, uno de los pilares de la astronomía mundial.

Los equipos científicos activaron el llamado "modo supervivencia": reorientaron las antenas para evitar daños por el viento y la nieve, y el personal se resguardó ante temperaturas de hasta -12°C. El episodio fue inesperado incluso para quienes están habituados a las condiciones extremas de altura en los Andes chilenos.

Aunque las nevadas no son del todo desconocidas en zonas altas del Altiplano, la singularidad de esta fue su intensidad y la altitud a la que ocurrió. La base del complejo astronómico, ubicada a 2.900 metros, y sus antenas, distribuidas a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar, quedaron cubiertas por un manto blanco.

Radiotelescopios en pausa y alerta científica global

La actividad científica quedó paralizada en el observatorio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), una infraestructura clave para estudiar galaxias lejanas, formación estelar y moléculas orgánicas en sistemas planetarios. Este complejo necesita una atmósfera extremadamente seca para captar con precisión las señales milimétricas del universo.

El viento, la humedad y la nieve son factores que interfieren directamente en las observaciones astronómicas, y por eso una tormenta como la reciente no solo representa un obstáculo operativo: también implica una oportunidad perdida para obtener datos valiosos en un entorno que, por lo general, ofrece condiciones ideales.

Un clima impredecible hasta en Atacama

Los expertos en climatología observan este evento con inquietud. El Atacama es uno de los lugares más secos del mundo, con sectores que no reciben lluvias durante décadas. Sin embargo, la combinación de inestabilidad atmosférica y el ingreso de una masa de aire frío provocó ráfagas de hasta 100 km/h y precipitaciones atípicas.

La tormenta también afectó a localidades cercanas: se registraron cortes de luz, cierres de escuelas y anegamientos, una postal impensada en una región donde el agua escasea al extremo. La imagen de un desierto transformado en paisaje alpino conmocionó incluso a los habitantes locales.

Ver más: El templo perdido de Apolo: reaparece tras 140 años y cambia la historia

¿Está en riesgo la astronomía del futuro?

La pregunta ya circula en la comunidad científica: ¿Qué pasará si estas anomalías se repiten? Aunque las instalaciones como ALMA están diseñadas para resistir condiciones duras, su efectividad depende de cierto grado de previsibilidad meteorológica, que ahora parece estar desapareciendo.

Los expertos no descartan que el fenómeno pueda ser un síntoma más del cambio climático global, que empieza a alterar la dinámica incluso en regiones que históricamente fueron estables. Esto no solo pone en jaque a infraestructuras millonarias, sino que obliga a revisar el vínculo entre ciencia, tecnología y entorno natural.

Una señal de alerta desde el cielo

Mientras las 66 antenas de ALMA aguardan ser reactivadas tras las inspecciones y reparaciones necesarias, el episodio deja un mensaje más amplio: ni siquiera el cielo sobre el desierto está exento de transformaciones. Lo que antes parecía excepcional, ahora ocurre con mayor frecuencia.

Y si el clima puede cambiar incluso en el lugar más seco del planeta, también pueden hacerlo las reglas del juego para la ciencia, la tecnología y la humanidad. Porque no fue solo nieve en el Atacama: fue una señal de que el planeta entero está escribiendo un nuevo capítulo climático.

Esta nota habla de: