El expresidente cumplía arresto domiciliario. La Policía Federal lo arrestó por orden del Supremo Tribunal Federal.
Bolsonaro fue trasladado a la cárcel porque intentó romper su tobillera
La mañana del sábado volvió a poner el foco sobre la figura de Jair Bolsonaro, después de que la Policía Federal ingresara a su casa de Brasilia para ejecutar una orden de prisión preventiva dictada por el Supremo Tribunal Federal (STF). De acuerdo con la orden de prisión, las autoridades detectaron una "violación del equipamiento de monitoreo electrónico" (tobillera) que llevaba el ex mandatario.
El exmandatario ya arrastraba una condena de 27 años y tres meses por encabezar la intentona golpista del 8 de enero de 2023, pero hasta ahora cumplía arresto domiciliario. La nueva medida no activa de inmediato esa sentencia, aunque apunta a contener posibles maniobras para influir en causas aún abiertas.
El fallo del STF sostiene que existen elementos suficientes para interpretar que el ex presidente podía interferir en investigaciones vinculadas a la planificación de aquel estallido institucional. Esa lectura judicial reaviva un escenario ya atravesado por tensiones entre el oficialismo de Lula da Silva y los sectores más duros del bolsonarismo.
En Brasilia, el operativo se desarrolló sin incidentes, aunque fuentes políticas reconocen que el Gobierno sigue con atención el clima social para evitar que el caso derive en protestas coordinadas.
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La resolución también alcanzó a Alexandre Ramagem, diputado y referente cercano al exmandatario. La Justicia brasileña entiende que ambos integraban una estructura organizada destinada a desconocer el resultado de las elecciones y alterar el orden institucional. Las acusaciones por asociación criminal y conspiración son parte del mismo expediente que viene avanzando desde principios de año y que ahora suma nuevos elementos.
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