Por qué se celebra Halloween: el origen de una noche de terror

La popular Noche de Brujas tiene raíces en antiguos rituales celtas que marcaban el fin de la cosecha y el inicio del invierno. Con el tiempo, se mezcló con tradiciones cristianas y migró a América, donde se transformó en una de las celebraciones más reconocidas del mundo.

Por qué se celebra Halloween: el origen de una noche de terror

Editó: Juan Manuel Lucero

Cada 31 de octubre, millones de personas en todo el mundo celebran Halloween, una festividad cargada de simbolismo que combina elementos del miedo, la diversión y la memoria colectiva. Las calles se llenan de disfraces, calabazas talladas y niños pidiendo dulces, mientras los hogares se decoran con motivos tenebrosos.

Aunque hoy se asocia principalmente con el entretenimiento, Halloween tiene un origen ancestral. De acuerdo con la revista National Geographic, la celebración se remonta a más de dos mil años y está inspirada en los rituales del pueblo celta, particularmente en la festividad del Samhain, que marcaba el final de la cosecha y el inicio del invierno en Irlanda, Escocia y el norte de Francia.

En otras partes del mundo, Halloween es una tradición ancestral.

De los celtas al cristianismo

Durante el Samhain, los celtas creían que la frontera entre el mundo de los vivos y los muertos se desdibujaba, permitiendo que los espíritus regresaran a visitar a sus seres queridos. 

Para protegerse, las comunidades encendían hogueras y dejaban ofrendas de comida, buscando apaciguar a las fuerzas sobrenaturales.

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Con la conquista romana y la expansión del cristianismo, muchas de estas prácticas fueron asimiladas. En el siglo VIII, el Papa Gregorio III trasladó la festividad de Todos los Santos al 1° de noviembre, y la noche anterior -All Hallows' Eve- pasó a llamarse Halloween, integrando las antiguas costumbres paganas con las nuevas celebraciones religiosas.

La llegada a América

En el siglo XIX, los inmigrantes irlandeses llevaron la tradición a Estados Unidos, donde evolucionó hasta convertirse en un fenómeno cultural. 

Allí, el cine y la industria del entretenimiento consolidaron la imagen moderna de Halloween: una mezcla de fiesta, terror y creatividad, con disfraces, calabazas y el clásico "truco o trato".

La celebración es muy popular entre los niños.

El origen de los disfraces

El uso de disfraces también proviene del Samhain. Los antiguos celtas se vestían con pieles de animales y máscaras para confundirse con los espíritus o ahuyentarlos. Más tarde, durante la Edad Media, surgió la costumbre de visitar casas para rezar por los difuntos a cambio de comida, práctica conocida como "soul cake", que anticipó el actual pedido de dulces.

En el siglo XX, los disfraces se popularizaron en Estados Unidos y adoptaron nuevas formas: desde los clásicos vampiros y fantasmas hasta personajes de películas o superhéroes. Hoy, el disfraz sigue siendo una forma de enfrentar los miedos y participar colectivamente en una celebración que combina historia, tradición y diversión.

Así, Halloween mantiene vivo su espíritu ancestral: una noche donde lo desconocido se convierte en motivo de encuentro, imaginación y fiesta.

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