Se fue a estudiar a Rusia y lo mandaron a la guerra con Ucrania

"Estoy en el frente de batalla. Por favor, hagan algo para sacarme de acá. Te amo, pa", le pidió Gianni Dante Bettiga, de 23 años a su papá. Gianni, lleva meses involucrado en la guerra entre Rusia y Ucrania, tras haber viajado en febrero desde Tierra del Fuego a Ekaterimburgo, una ciudad del centro de Rusia, con el sueño de aprender ruso y conocer la cultura. Había obtenido una visa de estudiante válida hasta noviembre y se había instalado en la universidad local. Pero su viaje académico se transformó en una pesadilla cuando aceptó una propuesta laboral que, sin saberlo, lo llevaría al frente de guerra.

A instancias de dos compañeros brasileños, Gianni firmó un contrato con una empresa privada que reclutaba personal para tareas militares. Le aseguraron que no participaría del conflicto bélico y que recibiría un salario junto con el permiso de residencia. Sin embargo, el contrato estaba en ruso y escondía una trampa: en lugar de un año de trabajo, el compromiso era por tres, y en cuestión de semanas lo enviaron a entrenarse cerca de Moscú. Poco después fue destinado a Donetsk, territorio ucraniano ocupado por Rusia.

Podés leer: Rusia atacó por 12 horas a Ucrania con drones y misiles

"Mi hijo jamás tuvo vínculo con la vida militar. Nunca usó un arma. No podemos entender cómo terminó en este lugar", se lamenta su madre, Carla Zucchi, docente. La comunicación con Gianni es esporádica y depende del acceso a wifi. "Pasan días enteros sin que sepamos nada. La incertidumbre es insoportable."

En los últimos mensajes, el joven admitió que intentó pedir la baja, pero se la negaron. "Pa, no puedo insistir mucho porque a los que quieren irse los castigan. Tengo que aguantar y mantenerme fuerte", le contó.

Gianni fue enrolado oficialmente el 25 de agosto, aunque recién a fines de septiembre se animó a contárselo a su madre. "Ma, te tengo que decir algo", escribió. "Sin querer estoy en el Ejército. Me metí sin entender, pensé que era un trabajo administrativo y terminé haciendo entrenamiento militar."

Desde entonces, vive en condiciones extremas. Duerme en una bolsa de dormir dentro de un galpón lleno de ratas, y pasa largas jornadas en trincheras o tanques. "Estuve seis horas dentro de un tanque, hasta que nos bombardearon. Pasamos la noche en un bosque, a oscuras, sin saber si íbamos a salir vivos", relató a su padre.

Para distraerse, le pidió a Juan que le mandara películas y series. "Le bajé varias y me pidió sólo las de guerra. Supongo que es su forma de resistir o de entender lo que vive", dice el padre. "Cuando logra hablar con sinceridad, me dice que tiene pánico. No al morir, sino a quedar mutilado. Eso demuestra todo lo que ha visto."

Desesperados, sus padres iniciaron gestiones para lograr su liberación. Se comunicaron con funcionarios argentinos, con la Embajada rusa en Buenos Aires, con la Embajada argentina en Moscú, e incluso enviaron una carta al ministro de Defensa ruso, Andréi Beloúsov, apelando a razones humanitarias.

En el escrito, Juan Bettiga pidió formalmente la dispensa de su hijo del servicio militar, argumentando su delicado estado de salud. "Tengo cáncer de hígado y necesito tratamiento urgente. Vivo solo y dependo de mi hijo Gianni para acompañarme en este proceso. Le ruego considere mi situación", expresó en el documento, al que adjuntó estudios médicos y una copia del contrato que firmó el joven.

Pese al diagnóstico, Juan confiesa que no iniciará el tratamiento mientras Gianni siga en el frente. "El médico me dice que la enfermedad no espera, pero yo no puedo quedarme quieto. Necesito tenerlo a salvo antes de empezar. No pienso rendirme."

Te puede interesar: Comienza en Belém la conferencia sobre el Cambio Climático (COP30)

Últimas noticias de Rusia

El Plan de 28 puntos de Trump para frenar la guerra Rusia - Ucrania

Francia difundió una guía para que la población se prepare para una guerra