El presidente ruso llegó a Alaska para reunirse con Trump, que aprovechará la crisis económica para presionar a Putin a terminar con la guerra en Ucrania.
Cumbre Trump - Putin: la economía rusa en problemas
En medio de la peor crisis económica de Rusia desde la década de 1990, el presidente Vladimir Putin llegó este jueves a Alaska para mantener una cumbre con el mandatario estadounidense Donald Trump. El encuentro, que podría redefinir el rumbo de la guerra en Ucrania y el futuro financiero del Kremlin, se produce con una economía rusa golpeada por la caída de los precios del petróleo, un déficit fiscal récord y un sistema bancario en riesgo de colapso.
Putin llega a la mesa de negociación con un pliego de demandas explícitas: levantamiento de sanciones occidentales, reconocimiento de la soberanía rusa sobre Crimea y todo el Donbás, y retirada de las tropas ucranianas de las zonas aún bajo su control. Washington, por su parte, advierte que si no hay avances, endurecerá las medidas punitivas. "La economía rusa no está haciendo bien las cosas en este momento", dijo Trump a CNBC, añadiendo que si el precio del crudo baja otros 10 dólares, Moscú no tendrá margen para continuar la guerra.
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El deterioro económico tiene raíces en la invasión a Ucrania de 2022. La estrategia del Kremlin de financiar el esfuerzo bélico mediante préstamos preferenciales a contratistas militares -a tasas por debajo del mercado- convirtió al sistema bancario en un engranaje de guerra, acumulando deuda difícil de recuperar. El gasto militar y de seguridad alcanzará este año unos 172.000 millones de dólares, equivalente al 8% del PIB, según el Carnegie Endowment.
La resistencia inicial a las sanciones, sostenida por altos precios del petróleo y comercio indirecto, se quebró con la caída del crudo de 100 dólares por barril en 2022 a unos 60 en 2025. En julio, el petróleo ruso se vendió a solo 55 dólares, golpeando un presupuesto calculado sobre un precio de 70. La deuda corporativa subió 71% desde 2022, alcanzando los 460.000 millones de dólares, concentrada en sectores estratégicos y con riesgos poco transparentes.
La inflación supera el 10%, las tasas de interés están en 21% -máximo en dos décadas- y productos básicos como las papas marcan récords de precio. El crecimiento del PIB se frenó al 1,1% en el segundo trimestre y el FMI proyecta un magro 0,9% para el año. El déficit mensual de julio fue de 4,9 billones de rublos, y expertos advierten que el Fondo Nacional de Riqueza podría agotarse antes de fin de año.
En este contexto, la cumbre de Alaska es vista como una jugada de alto riesgo. Para Putin, representa la posibilidad de aliviar la presión interna y recuperar margen político; para Trump, la oportunidad de negociar desde una posición de fuerza, con la amenaza de sanciones más duras como telón de fondo. El desenlace podría no solo influir en el conflicto ucraniano, sino también en la estabilidad de Rusia y su papel en la economía global.
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