Brasil y China firman un acuerdo para desarrollar un corredor ferroviario bioceánico de 3000 kilómetros que unirá el Atlántico con el Pacífico, atravesando Sudamérica y culminando en el puerto peruano de Chancay.
Construirán un tren que conecte el Atlántico con el Pacífico
Los gobiernos de Brasil y China han dado un paso significativo hacia la integración logística de Sudamérica con Asia al firmar un memorando de entendimiento para construir un tren bioceánico. Este ambicioso proyecto busca conectar el litoral atlántico brasileño con el puerto de Chancay en Perú, facilitando el comercio internacional, especialmente hacia los mercados asiáticos. La iniciativa, que lleva años en discusión, representa un hito en la cooperación económica entre ambos países y promete transformar la infraestructura regional.
El corredor ferroviario, que atravesará Brasil, parte del Amazonas y posiblemente Bolivia o el sur de Perú, se perfila como una alternativa estratégica al Canal de Panamá. La firma del acuerdo, celebrada en Brasilia el 7 de julio de 2025, involucró a la empresa estatal brasileña Infra SA y el Instituto de Planificación e Investigación Ferroviaria de China. Este proyecto no solo busca reducir costos logísticos, sino también fortalecer la presencia de China en Sudamérica, en el marco de su iniciativa global de la Nueva Ruta de la Seda.
Un corredor ferroviario para transformar el comercio
El proyecto del tren bioceánico, que abarcará aproximadamente 3000 kilómetros, tiene como objetivo principal conectar el puerto de Ilheus, en el estado brasileño de Bahía, con el megapuerto de Chancay, operado por la empresa china Cosco Shipping Ports. Esta infraestructura permitirá agilizar la exportación de productos sudamericanos, como soja y minerales, hacia Asia, reduciendo significativamente los tiempos de transporte. Los estudios de viabilidad técnica, económica, social y ambiental, acordados en el memorando, serán clave para definir el trazado exacto y los costos del proyecto. La iniciativa responde a la creciente demanda de rutas comerciales más eficientes en un contexto de alta competencia global.
Antecedentes y desafíos del proyecto
Las negociaciones para este corredor comenzaron en 2014, durante el gobierno de Dilma Rousseff, y fueron retomadas en 2025 por el presidente Lula da Silva tras conversaciones con Xi Jinping. Uno de los principales retos será sortear las complejidades geográficas, ya que el tren atravesará regiones como el Amazonas y los Andes, lo que plantea desafíos de ingeniería y preocupaciones ambientales. En el pasado, Bolivia expresó interés en que la ruta pase por su territorio, argumentando que sería más corta y económica, aunque Perú ha priorizado un trazado por su región norte. Además, el proyecto debe abordar posibles conflictos con comunidades indígenas y grupos ambientalistas que temen impactos en ecosistemas sensibles.
Beneficios económicos y geopolíticos
La construcción del tren bioceánico no solo optimizará la logística comercial, sino que también fortalecerá la posición de Brasil y Perú en el comercio global, consolidando a China como un socio estratégico en la región. Se espera que la infraestructura facilite la integración con otros modos de transporte, como carreteras y vías navegables, creando una red logística más robusta. El puerto de Chancay, inaugurado en 2024 con inversión china, se perfila como un hub clave para el Pacífico sudamericano, reduciendo la dependencia de rutas marítimas más largas. Este proyecto también refuerza la cooperación en el marco de los BRICS, promoviendo una mayor conectividad entre los países miembros.
Implicaciones para Sudamérica
La viabilidad del proyecto dependerá de los resultados de los estudios conjuntos entre Brasil y China, que evaluarán aspectos técnicos y su impacto en las comunidades locales. La ruta propuesta atravesará estados brasileños clave para la producción agroindustrial y minera, como Goiás, Mato Grosso y Acre, lo que podría impulsar el desarrollo económico regional. Sin embargo, las autoridades deberán garantizar que el proyecto cumpla con estándares ambientales y sociales para evitar controversias. La participación de Perú, aunque no estuvo presente en la firma inicial, será crucial para alinear los intereses de los tres países involucrados.
Conclusión: un paso hacia la integración global
El tren bioceánico representa una oportunidad histórica para Sudamérica, al conectar dos océanos y posicionar a la región como un nodo clave en el comercio mundial. Este proyecto, respaldado por la experiencia china en infraestructura y la ambición brasileña de ampliar sus mercados, podría redefinir las dinámicas comerciales del continente. No obstante, su éxito dependerá de una planificación cuidadosa que equilibre los beneficios económicos con la sostenibilidad ambiental y social. Con el avance de los estudios de viabilidad, el mundo estará atento a cómo esta megaobra transforma la conectividad entre el Atlántico y el Pacífico.



