Bolivia enfrenta una profunda crisis económica que ha transformado el panorama político, con elecciones presidenciales clave este domingo y el legado de Evo Morales como sombra persistente.
Bolivia y su laberinto ante la crisis que asfixia al país: balotaje el domingo
Bolivia atraviesa la peor recesión en tres décadas, con una caída del PIB del 2,4% que marca el primer retroceso en 40 años. La inflación interanual alcanzó el 23,3% en septiembre, erosionando más del 50% del poder adquisitivo en un año, mientras la devaluación del boliviano agrava la pérdida de estabilidad que una vez enorgullecía al país.
Las reservas internacionales han mermado de 15.000 millones de dólares en 2014 a apenas 3.275 millones actuales, con el 95% en oro según agencias calificadoras.
Este colapso, impulsado por la caída de ingresos por hidrocarburos de 5.500 a 1.600 millones anuales, ha generado escasez de combustible que paraliza el transporte y el comercio. El subsidio a los combustibles, que cuesta 3.000 millones al año, se erige como un lastre insostenible en medio de la quiebra inminente.
Elecciones en el horizonte
Este domingo, la segunda vuelta electoral enfrenta al centrista Rodrigo Paz, quien lideró la primera ronda con 32% de los votos, contra el conservador Jorge "Tuto" Quiroga, favorito en encuestas recientes pese al voto oculto que complica pronósticos.
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Ambos prometen liberalizar la economía, pero las campañas se han centrado en desmarcarse del espectro de Evo Morales, inhabilitado por la Corte Constitucional para un tercer mandato consecutivo. Morales, pese a su rechazo en amplios sectores, impulsó huelgas y un voto nulo que capturó el 19% en agosto, posicionándose como figura.



