El Movimiento al Socialismo perdió la hegemonía que mantuvo durante 20 años. El exalcalde Rodrigo Paz y el expresidente Jorge "Tuto" Quiroga se enfrentarán en la segunda vuelta presidencial.
Dos candidatos de derecha al balotaje en Bolivia tras 20 años de la Izquierda
La política boliviana atraviesa un momento bisagra. Por primera vez en dos décadas, el Movimiento al Socialismo (MAS) no logró sostener su dominio electoral y se quedó sin chances de retener la presidencia en primera vuelta. El resultado de las elecciones abre un nuevo escenario en el que dos opositores históricos, Rodrigo Paz Pereira y Jorge "Tuto" Quiroga, se preparan para disputar el balotaje en las próximas semanas.
La magnitud del cambio es significativa. Desde la irrupción de Evo Morales en 2005, el MAS no había sido desafiado con éxito en las urnas. Aun con distintas figuras al frente -primero Morales, luego Luis Arce y, en menor medida, referentes regionales- la fuerza oficialista había logrado consolidar una maquinaria que le garantizaba triunfos sucesivos. Ese ciclo se quebró este año y marca un punto de inflexión en la historia política reciente de Bolivia.
Los candidatos del balotaje
Rodrigo Paz Pereira, exalcalde de Tarija e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, se presenta como el rostro de la renovación. Su discurso busca interpelar a los votantes que se sienten alejados de los viejos enfrentamientos entre el MAS y la oposición tradicional. Con un perfil más joven y moderado, Paz intenta posicionarse como el candidato del futuro, capaz de tender puentes entre regiones y sectores sociales diversos.
Del otro lado aparece Jorge "Tuto" Quiroga, un dirigente con larga trayectoria. Quiroga ya fue presidente en 2001, cuando asumió tras la renuncia de Hugo Banzer, y desde entonces se mantuvo como una figura visible de la política nacional. Su campaña se apoya en la experiencia de gestión y en la promesa de restablecer vínculos internacionales que, según afirma, se deterioraron durante los años de hegemonía del MAS.
El retroceso del MAS
La gran novedad de estos comicios es el retroceso del Movimiento al Socialismo. Durante veinte años el partido fue sinónimo de poder político en Bolivia, logrando imponer su visión económica y social incluso en medio de crisis. Sin embargo, la acumulación de conflictos, las divisiones internas y el desgaste de la gestión derivaron en un resultado adverso.
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Aunque el MAS conserva representación parlamentaria y una base electoral importante en áreas rurales y populares, su pérdida de competitividad en la elección presidencial refleja un cambio profundo en el humor social. El voto urbano, clave en ciudades como La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, fue decisivo para abrir la puerta al balotaje entre Paz y Quiroga.
Escenario abierto
La segunda vuelta será disputada voto a voto. Paz apuesta a mostrarse como una alternativa fresca que logre canalizar el deseo de cambio sin recurrir a los viejos antagonismos. Quiroga, en cambio, intenta aglutinar a toda la oposición bajo la idea de experiencia y gobernabilidad.
La pregunta central es hacia dónde se inclinarán los votantes que acompañaron al MAS en la primera vuelta. Tanto Paz como Quiroga buscan seducir a ese electorado, consciente de que el caudal que aún conserva el oficialismo puede definir la elección.
Impacto regional
El desenlace tendrá repercusión más allá de las fronteras bolivianas. El fin de la hegemonía del MAS no solo modifica el mapa político interno, sino que también puede alterar la red de alianzas internacionales. Durante los últimos veinte años, Bolivia fue un actor clave en los espacios de integración de corte progresista, con vínculos estrechos con gobiernos como los de Venezuela y Nicaragua, y una relación fluctuante con Brasil y Argentina.
Una eventual presidencia de Paz o de Quiroga podría implicar un giro en la política exterior, mayor acercamiento a Estados Unidos y Europa, y una redefinición de la agenda energética y comercial, en particular en torno al litio, recurso estratégico para el futuro económico del país.



