Una maravilla geológica escondida en el sur mendocino invita a descender millones de años bajo la superficie. Estalactitas, pasajes estrechos, fósiles jurásicos y salas monumentales conforman uno de los tesoros naturales más impactantes de Malargüe.
La Reserva Natural que oculta un mundo bajo la tierra
A 75 kilómetros al sur de Malargüe, en pleno cerro Moncol y a casi 1.840 metros de altura, la Reserva Natural Caverna de las Brujas abre la puerta a un universo subterráneo que parece detenido en el tiempo.
Considerada una de las formaciones geológicas más singulares de Mendoza, sorprende por su estructura viva, en constante crecimiento, y por un paisaje interior que combina silencio absoluto, humedad permanente y oscuridad total cuando se apagan las linternas.
El ingreso a la reserva -controlado por guardaparques- se realiza por Ruta 40 camino a Bardas Blancas, y solo con guía autorizado. Antes de comenzar, se entregan cascos y linternas, y se recomienda calzado de trekking de suela labrada. El recorrido habilitado es de unos 400 metros, y demanda aproximadamente dos horas de exploración.
En su interior, la caverna despliega salas y galerías formadas durante millones de años por la acción del agua sobre las rocas calcáreas de origen marino. Cada centímetro de sus estalactitas y estalagmitas tarda alrededor de 1300 años en formarse, lo que revela la antigüedad milenaria del sitio.
Entre los espacios más impactantes se encuentran la Sala de la Virgen, cuya estalagmita recuerda a la figura de una virgen; La Gatera, un pasaje de apenas un metro de altura donde hay que avanzar gateando; y la Sala de las Flores, bautizada por sus formaciones coralinas que parecen pétalos.
El ambiente interior cambia de sector en sector: zonas húmedas con goteo constante, pendientes ascendentes y descendentes, grandes bóvedas y pasadizos angostos conforman un itinerario tan desafiante como fascinante. En la superficie, los alrededores del ingreso exponen estratos jurásicos con fósiles de moluscos gasterópodos, vestigios de un océano que dominó la región hace millones de años.
Por tratarse de una caverna viva, la reserva exige un estricto respeto ecológico: no se puede tocar ninguna formación para no alterar su desarrollo natural. Además, el ingreso está prohibido para menores de 7 años. El costo de la visita se informa en la Dirección de Turismo.
La Caverna de las Brujas sigue transformándose lentamente bajo la tierra mendocina, mientras revela a cada visitante una parte mínima de su monumental y misteriosa historia geológica.
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