En General Alvear, la figura de Juan Bautista Vairoleto sigue más viva que nunca. Su tumba convoca fieles de todo el país y ahora suma un circuito turístico que recorre los momentos clave de su historia.
La tumba del bandido más famoso que atrae miles de fieles a Mendoza
En el sur de Mendoza, hay una tumba que no pasa desapercibida. No está abandonada ni en silencio. Siempre tiene flores, velas o pequeñas cartas. Es la tumba de Juan Bautista Vairoleto, el bandido rural más famoso del país, y hoy es uno de los puntos de mayor devoción popular en San Pedro del Atuel, General Alvear.
Para muchos, Vairoleto no fue un delincuente. Fue el "Gaucho de los Pobres", un hombre que ayudaba a quienes menos tenían. Esa mirada popular explica por qué, décadas después de su muerte, su tumba sigue recibiendo visitantes de distintos puntos del país que llegan a pedir trabajo, salud o protección.
En este contexto, la Municipalidad de General Alvear inauguró la réplica del rancho donde Vairoleto vivió la última mitad de su vida. La construcción se emplazó junto al Museo Municipal Juan Bautista Vairoleto, inaugurado el año pasado, y completa un circuito turístico y patrimonial dedicado a su figura.
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El museo funciona en la antigua estación de tren de San Pedro del Atuel. Allí se exhiben fotos antiguas, cartas y objetos de época, además de la réplica del rancho, realizada con barro y chilca, como las construcciones originales de la zona. La propuesta tiene entrada libre y busca preservar uno de los relatos más fuertes de la identidad local.
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El circuito invita a recorrer cinco puntos clave de la vida de Vairoleto. Entre ellos, el lugar del tiroteo en el almacén de Luis Hugon, donde todavía se observan impactos de bala en las paredes; el encuentro con el comisario Porta, cuando expresó su deseo de dejar la vida de fugitivo; y el sitio donde estuvo su casa, construida cerca del río.
Uno de los momentos más recordados es su velatorio, al que asistieron más de seis mil personas, pese al intento policial de frenar el cortejo. Ese hecho marcó para siempre la relación entre el pueblo y la figura de Vairoleto.
El recorrido termina en su tumba, el punto más visitado. Allí, la devoción popular sigue creciendo. Aunque la Iglesia no lo reconoce como santo, muchos lo llaman "San Vairoleto" y mantienen viva una fe que atraviesa generaciones.



