La Trochita: el tren centenario que recorre los paisajes de la Patagonia

Con más de 100 años de historia, el Viejo Expreso Patagónico ofrece un viaje inolvidable entre montañas, valles y pueblos del sur argentino. Su trocha angosta y locomotoras a vapor lo convierten en un ícono turístico único.

La Trochita: el tren centenario que recorre los paisajes de la Patagonia

Editó: Figueroa

 En el corazón de la Patagonia, La Trochita sigue despertando admiración. Este tren histórico, conocido oficialmente como Viejo Expreso Patagónico, recorre parte de las provincias de Río Negro y Chubut y combina un viaje al pasado con paisajes naturales imponentes. Declarado patrimonio cultural e histórico, mantiene viva una tradición ferroviaria de más de un siglo.

Su recorrido más popular une las localidades de Esquel y Nahuel Pan en un trayecto de dos horas que atraviesa montañas, cañadones y la típica estepa patagónica. En destino, los visitantes pueden visitar un museo ferroviario, conocer comunidades mapuches y disfrutar de productos regionales, lo que convierte la experiencia en un viaje cultural además de turístico.

El origen de La Trochita se remonta a principios del siglo XX, cuando se proyectó unir toda la Patagonia con la red nacional de trenes. Su apodo proviene de la trocha angosta de solo 75 centímetros, pensada para atravesar los terrenos desafiantes de la región. Las locomotoras, fabricadas en Estados Unidos y Alemania, comenzaron a funcionar en la década de 1920 y aún conservan su sistema a vapor.

Aunque ya no cumple su recorrido completo, desde 1993 La Trochita opera como tren turístico, administrado por los gobiernos de Río Negro y Chubut. Su mantenimiento y puesta en valor permitieron convertirla en uno de los grandes atractivos del sur argentino, elegida por viajeros locales y extranjeros que buscan una experiencia auténtica.

Hoy, con pasajes que rondan los 25.000 pesos por persona para los tramos cortos, el Viejo Expreso Patagónico sigue invitando a revivir la historia sobre rieles, en medio de paisajes que parecen detenidos en el tiempo. Un viaje donde la nostalgia, el sonido del vapor y la inmensidad patagónica se fusionan en un paseo único en el mundo.

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