Las siestas breves no solo alivian el cansancio, también aumentan tu rendimiento diario.
Cómo las siestas cortas pueden cambiar tu rutina diaria
En la rutina diaria, especialmente cuando el ritmo es intenso, encontrar un momento para descansar puede parecer imposible. Sin embargo, las siestas cortas aparecen como una herramienta simple y efectiva para recuperar energía y mantener el foco.
Dormir entre 10 y 20 minutos ayuda a reducir la fatiga y aumenta la capacidad de concentración. Este descanso breve permite entrar en las fases iniciales del sueño sin llegar a la etapa profunda, lo que facilita despertar sin sensación de aturdimiento. Por eso, las siestas largas suelen generar más cansancio al interrumpir un ciclo completo.
Varios expertos en sueño recomiendan este tipo de descanso para evitar la somnolencia y mejorar la productividad, sobre todo en la tarde, cuando los niveles de energía naturalmente bajan. Además, las siestas breves no suelen afectar el sueño nocturno, algo importante para quienes sufren insomnio o tienen horarios irregulares.
Una siesta de 15 minutos mejora la concentración y el ánimo.
En Argentina, donde el clima y la cultura promueven el descanso vespertino, esta práctica puede adaptarse fácilmente a la jornada laboral o estudiantil. Incluso en entornos urbanos y acelerados, encontrar un momento para una "power nap" puede marcar la diferencia.
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Las siestas breves evitan el sueño profundo y el cansancio al despertar.
Si te sentís agotado antes de terminar el día, probar con una siesta corta puede ser la solución para mantenerte activo y conectado. No hace falta un lugar especial ni mucho tiempo, solo unos minutos para darle un respiro a tu cuerpo y mente.
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