Por qué a veces parece que hay agua en la ruta: la explicación científica

¿Alguna vez viste charcos que desaparecen al acercarte? Esta es la explicación.

Por qué a veces parece que hay agua en la ruta: la explicación científica

Por: Figueroa

Imaginá que estás manejando por la ruta un día de calor intenso. El sol pega fuerte, el asfalto brilla y, de repente, parece que hay un charco de agua en medio del camino. Te acercás y... ¡desaparece! Lo que viste te dejó desconcertado: ¿estás alucinando o realmente había agua?

Este fenómeno no es raro en veranos calurosos, sobre todo en autopistas largas y rectas, cuando el sol quema el asfalto y la distancia juega trucos con tu vista. Muchos conductores cuentan que sienten que la ruta se convierte en un río brillante, como si de repente estuvieran en un espejito de agua.

Al principio, es tentador pensar que es humedad del pavimento o algún charquito que quedó de la madrugada, pero no: muchas veces, el asfalto está completamente seco. La sensación es tan real que incluso provoca frenadas o maniobras inesperadas, aunque no haya ningún obstáculo.

Entonces, ¿qué está pasando realmente? La respuesta la da la física de la atmósfera. Ese "charco" que viste no existe: es un espejismo, una ilusión óptica provocada por el aire caliente que se eleva desde el asfalto. La luz del sol se dobla al atravesar capas de aire a distintas temperaturas, y eso engaña a tus ojos, haciendo que veas agua donde no hay nada.

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Existen distintos tipos de espejismos. Los más comunes en la ruta son los espejismos inferiores, que reflejan objetos lejanos como si estuvieran sobre el suelo. También hay espejismos superiores, donde parece que el cielo o estructuras lejanas flotan por encima de su posición real. Incluso están los espejismos de aire caliente, que distorsionan imágenes sobre superficies recalentadas, y los raros Fata Morgana, que se dan en condiciones extremas de inversión térmica.

La luz del sol y el aire caliente crean reflejos ilusorios sobre el asfalto.

Aunque son un espectáculo visual fascinante, los espejismos pueden ser peligrosos al volante. Engañan la percepción de distancia y ubicación, y un movimiento brusco puede generar accidentes. Por eso, reducir la velocidad, mantener la distancia y usar las señales de tránsito como referencia son medidas clave para manejar seguro. También conviene conducir en horas menos calurosas, mantener limpios los cristales y usar gafas de sol polarizadas para reducir los reflejos.

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En definitiva, lo que parece agua en la ruta no es más que un truco de luz y calor que la naturaleza pone en escena. Fascinante, hipnótico y totalmente inofensivo si se sabe cómo manejarlo.

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