Paisajes negros y rojizos, conos volcánicos y una biodiversidad única convierten a La Payunia en uno de los escenarios naturales más extraordinarios.
La reserva en Mendoza con más de 800 volcanes que parece otro planeta
La Payunia es una de las áreas naturales más impactantes del país y uno de los parques volcánicos de mayor densidad del planeta, con un promedio de 10,6 volcanes cada 100 km². Ubicada en Malargüe -entre los distritos de Río Grande, Agua Escondida y Río Barrancas- se encuentra a 90 kilómetros de la ciudad de ese departamento y a unos 570 kilómetros de la Ciudad de Mendoza.
En 2024 fue presentada ante la Unesco como candidata a Patrimonio Mundial Natural. Su superficie actual alcanza las 685.682 hectáreas, luego de la incorporación reciente de 20 mil hectáreas mediante un convenio entre el Ministerio de Energía y Ambiente y WCS Argentina.
Un territorio de lava, cenizas y colores volcánicos
Pertenece a la Ecorregión Patagónica y se extiende entre los 1.700 y 3.780 metros sobre el nivel del mar. El paisaje está dominado por extensos mantos de materiales negros y rojizos que revelan la intensidad de su actividad volcánica.
Se estima que alrededor de 800 conos volcánicos conforman este escenario de retroarco, acompañado de coladas de lava, lapillis, cenizas y bombas volcánicas que modelan el terreno y crean panoramas que recuerdan superficies planetarias.
Los gigantes del paisaje: Payún Matrú, Payún Liso y Santa María
El Payún Matrú (3.750 m s.n.m.) es el volcán más emblemático: posee una caldera de 9 kilómetros de diámetro producto de una explosión masiva y colapso posterior, donde hoy se forma una laguna semipermanente alimentada por nieve.
El Payún Liso (3.780 m s.n.m.) alberga un planchón de hielo en invierno y una lagunita en primavera dentro de su cráter.
El volcán Santa María, de menor altitud, sobresale por haber emitido una de las coladas -mantos de lava fluida lanzada durante las erupciones- más extensas de la zona, que llega a los 17 kilómetros. A su alrededor, la zona de Pampas Negras se caracteriza por un manto oscuro de lapillis y cráteres.
Otro sector destacado es el Campo de Bombas, formado por grandes esferas de material piroclástico solidificado expulsado durante antiguas erupciones.
Un santuario de vida en un ambiente extremo
La Payunia no solo es un museo geológico a cielo abierto: también es un refugio de gran biodiversidad. Entre la flora predominan el solupe negro, la leña amarilla, varias especies de jarilla, la pichanilla, la melosa y diversas cactáceas típicas de ambientes áridos.
La fauna tiene como emblema al guanaco, cuya población ronda los 14.000 ejemplares, una de las más grandes del país. También habitan el zorro gris, zorro colorado, gato del pajonal, mara, piche patagónico y aves como el chorlo cabezón, monjita castaña, yal carbonero y calandria mora y el ñandú (choique como se denomina localmente). Entre los reptiles aparecen el lagarto cola de piche y la lagartija escorial, o de la Payunia.
Acceso y actividades: qué deben saber los visitantes
Para ingresar a la reserva es obligatorio hacerlo con un guía habilitado, cuya gestión debe realizarse con anticipación ya que no hay disponibilidad directa en el área protegida. La coordinación se realiza a través de Turismo de la Municipalidad de Malargüe.
El recorrido permite observar coladas volcánicas, planicies de ceniza, conos de distintos tamaños y, en ciertos sectores, avistar tropillas de guanacos que se desplazan entre los campos de lava.
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