Aunque es conocida por su resistencia, la sansevieria puede marchitarse fácilmente si no se adapta su riego a los meses fríos. Cómo hay que cuidarla sin ahogarla.
Lengua de suegra: por qué regarla en invierno puede ser un grave error
La sansevieria, conocida como lengua de suegra y sus llamativas hojas erectas, es una de las plantas de interior más populares por su estética moderna, su resistencia y su bajo mantenimiento, lo que la convierte en una opción favorita para departamentos, oficinas y balcones urbanos. Sin embargo, durante el invierno, un simple error de cuidado puede ponerla severamente en riesgo: regarla de más.
Según especialistas en jardinería, esta planta requiere consideraciones específicas de riego que tiene como base en ciertos factores. Uno de los principales es el clima.
¿Cuántas veces hay que regarla en invierno?
Si bien durante el verano puede recibir agua cada dos semanas producto del el aire cálido y seco de esta estación, en invierno su metabolismo cambia por completo ya que se ralentiza, y con ello, su necesidad de hidratación. Por lo que hidratarla de manera inadecuada puede afectar drásticamente su crecimiento, al punto tal de marchitarla en especial en esta época del año. Por ello, los profesionales materia recomiendan regarla solamente una vez al mes, aunque eso sí hay que revisar previamente su nivel de humedad y el sustrato.
Señales
Por otro lado, también apuntan estar bien atentos a ciertas señales. Estas se tratan sobre sus hojas, ya que una lengua de suegra bien hidratada presenta hojas erguidas, firmes y de colores "vibrantes", generalmente de tonos verde oscuro. En cambio si están flácidas, quebradizas o descoloridas posiblemente esto es un motivo de alarma para volver a regarla.
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Cantidad de agua y técnicas de riego
Acerca de la cantidad de agua que esta planta necesita, los expertos aconsejan regar entre 500 cc y 1 litro de agua, dependiendo del tamaño de la maceta.
Acerca de las técnicas de riego, señalan que el agua debe ir directamente sobre la tierra, nunca sobre las hojas, ya que esto puede generar hongos y pudrición, especialmente en invierno. Un buen sustrato, con drenaje eficiente, también es clave para evitar que el agua se acumule en el fondo del recipiente.
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