Es uno de los destinos más buscados por el turismo aventura y propone una experiencia guiada que fusiona ciencia, naturaleza y un paisaje subterráneo único.
La misteriosa caverna que encierra fósiles del Jurásico en Mendoza
Al sur de la ciudad de Malargüe y a pocos kilómetros de la localidad de Bardas Blancas, se esconde un mundo subterráneo que parece sacado de un relato fantástico: la Caverna de las Brujas, una formación natural de origen jurásico que sorprende por su complejidad interna, su valor científico y el halo de misterio que la rodea.
Considerada una de las cavernas más importantes del país, este atractivo combina naturaleza, ciencia y aventura, y se ha consolidado como una visita obligada para quienes buscan conocer otra cara de Mendoza, lejos de los circuitos turísticos tradicionales.
Un paisaje geológico único
La Caverna de las Brujas se desarrolla en un ambiente propio de la Estepa Patagónica, a unos 1.800 metros sobre el nivel del mar en la ladera del cerro Moncol, y forma parte de una Reserva Natural Provincial que protege un área de gran valor ambiental.
En su interior, las paredes y techos están cubiertos por estalactitas, estalagmitas, columnas y velos, formaciones minerales generadas a lo largo de millones de años por la acción del agua sobre la roca caliza. También se pueden observar minerales como calcita, yeso y ópalo, que aportan distintas texturas y tonalidades al recorrido.
Uno de los aspectos más llamativos es la presencia de fósiles marinos, como ammonites y moluscos, que evidencian que esta región estuvo cubierta por el mar en tiempos remotos.
Cómo se formó la caverna
La cueva se originó a partir de procesos kársticos, cuando el agua subterránea fue disolviendo lentamente la roca caliza y ampliando fisuras naturales hasta dar lugar a las galerías y salas actuales.
Este proceso comenzó hace millones de años y se intensificó tras la última glaciación, cuando el deshielo favoreció la infiltración de agua y la modelación del sistema subterráneo.
Vida interior y ecosistema subterráneo
Aunque el ambiente es oscuro y silencioso, la caverna alberga un ecosistema delicado, compuesto por especies adaptadas a la falta de luz y a la humedad constante. En su interior se han registrado murciélagos, arañas, colémbolos y pequeños roedores, además de microorganismos que cumplen un rol fundamental en el equilibrio natural del lugar.
En el exterior, el paisaje está dominado por vegetación típica del ambiente árido, como jarillas y pastizales bajos, y es frecuente el avistaje de aves y fauna característica del sur mendocino.
El origen de su nombre y las leyendas
El nombre "Caverna de las Brujas" está ligado a antiguas creencias populares. Relatos transmitidos de generación en generación hablan de sonidos extraños, corrientes de aire inexplicables y apariciones que alimentaron la idea de que el lugar estaba habitado por presencias sobrenaturales.
Una de las leyendas más conocidas menciona la aparición de dos mujeres misteriosas en la entrada de la caverna, lo que reforzó su vínculo con la brujería y el misterio. Hoy, estas historias forman parte del atractivo turístico y suman un componente místico a la experiencia.
Ver más: El milenario cementerio indígena que descansa en Mendoza
Turismo responsable y reglas de visita
El acceso a la Caverna de las Brujas está estrictamente regulado para preservar su frágil equilibrio natural. Solo se permite el ingreso con guías habilitados, en grupos reducidos y llevando una linterna por la oscuridad del lugar.
Está prohibido tocar las formaciones calcáreas, ya que el contacto humano puede detener su crecimiento. Tampoco se permite ingresar con alimentos ni dejar residuos dentro del sistema.
Se recomienda llevar ropa cómoda y abrigo, incluso en verano, debido a la temperatura fresca y constante del interior, además de calzado con buena adherencia. El recorrido no está aconsejado para personas con claustrofobia o dificultades de movilidad.
Cómo llegar a la Caverna de las Brujas
Desde la ciudad de Mendoza, el viaje hasta Malargüe es de aproximadamente 395 kilómetros. En vehículo particular, el camino más utilizado es tomar la Ruta Nacional 40 hacia el sur. El trayecto demanda entre 6 y 7 horas, según el tránsito.
Una vez en Malargüe, se debe continuar por la misma ruta alrededor de unos 70 kilómetros, en dirección a Bardas Blancas. Antes de llegar a esta localidad, se encuentra el acceso señalizado de ripio que lleva hacia la Caverna de las Brujas.
También existen servicios diarios de ómnibus desde la Terminal de Mendoza hasta Malargüe. Desde allí, se puede llegar al sitio mediante taxis, remises o excursiones organizadas.
Ver más: Horóscopo de hoy: qué esperan los signos para este miércoles 17



