Una preparación que se puso de moda en los últimos año y que para especialistas representa una solución a distintos problemas de salud. Sin embargo, también tiene sus riesgos.
La forma más fácil de preparar Kombucha: beneficios y peligros
¿Sólo una moda o una solución a tus problemas de salud? Más allá de la disyuntiva, las bebidas fermentadas como la kombucha pasaron de ser una rareza a ocupar un lugar destacado, casi permanente, en las heladeras de los argentinos.
Esta preparación ganó terreno como sustituto de las gaseosas, gracias a su aporte a la salud digestiva e inmunológica, según destacó Isabel Ríos, nutricionista de Clínica Internacional, a La Nación.
En este punto, el auge de la kombucha responde a una tendencia clara: cada vez más personas priorizan el cuidado de la microbiota intestinal y la alimentación consciente.
¿Qué es la kombucha?
La kombucha se obtiene al fermentar té azucarado con una colonia de bacterias y levaduras llamada SCOBY. Durante el proceso, los microorganismos transforman el azúcar en ácidos orgánicos, gases y probióticos, lo que da como resultado una bebida ligeramente ácida y efervescente.
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De acuerdo con especialistas como Julia Zumpano (Cleveland Clinic) y Mayra Anticona (Universidad San Ignacio de Loyola), el consumo regular de kombucha puede:
-Favorecer la flora intestinal.
-Mejorar la digestión.
-Aportar antioxidantes y vitaminas.
-Reforzar el sistema inmunológico.
Sin embargo, advierten que la evidencia científica de la kombucha aún es preliminar y que no todas las personas deberían consumirla: no se recomienda para embarazadas, niños pequeños, inmunocomprometidos o personas con problemas hepáticos o renales.
Además, beberla en exceso o mal fermentada puede provocar hinchazón, diarrea, acidez o mareos. Lo aconsejable es empezar con pequeñas cantidades -media taza al día- y no superar los 350 ml diarios.
Cómo hacer kombucha en casa
Prepararla en casa es posible y no requiere equipos sofisticados, pero sí higiene estricta para evitar contaminaciones.
Ingredientes básicos:
-Agua.
-Té negro o verde.
-Azúcar blanca.
-SCOBY.
-Un poco de kombucha ya fermentada como iniciador.
Utensilios: frascos de vidrio, colador no metálico, cucharas de madera o silicona, paño de algodón para cubrir el recipiente y botellas herméticas para la segunda fermentación.
Proceso:
-Hervir agua, infusionar té y disolver el azúcar.
-Dejar enfriar y colocar en el frasco con el SCOBY y el líquido iniciador.
-Cubrir con tela y fermentar de 7 a 14 días en un lugar limpio y templado.
-Embotellar y refrigerar.
El resultado es una bebida ligeramente ácida y burbujeante. Una fermentación corta da un sabor más dulce, mientras que una prolongada lo hace más intenso.



