La estructura que fue escenario de miles de fotos y quedó aislada

A más de 40km de la Ciudad de Mendoza se encuentra una construcción inconclusa que cautivó durante años a mendocinos y turistas por sus vistas a la precordillera, convirtiéndose en un clásico secreto para sacar fotos, hacer picnic y ver atardeceres.

La estructura que fue escenario de miles de fotos y quedó aislada

Por: Martín Arrojo

A pocos minutos de la Ciudad de Mendoza existe una estructura abandonada que, pese a su origen desconocido, se convirtió en uno de los lugares más fotografiados de la provincia. 

Conocida popularmente como "Los Cubos" o "La Estructura", esta construcción sin terminar fue durante años un punto elegido para escapadas rápidas, mates al atardecer y panorámicas únicas de la precordillera, hasta que recientemente su acceso quedó restringido.

El sitio está ubicado en Luján de Cuyo, a 41 kilómetros de la capital provincial. Para llegar, hay que tomar la Ruta Nacional 7 rumbo a Chile y desviarse hacia la destilería de YPF; detrás de ella aparece la imponente estructura de hormigón que tantos curiosos atrae. Aunque no existe información oficial sobre su origen, su diseño geométrico y su acceso libre la transformaron en un destino alternativo para quienes buscaban un paisaje distinto.

  "Los Cubos" comenzaron a ganar popularidad alrededor de 2017, primero entre jóvenes que buscaban variar sus salidas habituales al dique o a la montaña. Con el tiempo, el lugar se masificó: familias, turistas y grupos de amigos lo eligieron a cualquier hora del día, desde desayunos con mate hasta asados nocturnos o picnics improvisados frente a la Cordillera. Su principal atractivo siempre fue la vista abierta, ideal para fotos y para disfrutar en silencio del entorno natural.  

La construcción, dividida en tres grandes bloques, alimentó más de una teoría. Algunos creían que iba a ser una bodega, otros aseguraban que se trataba de una fábrica y no faltaron quienes fantasearon con que allí se levantaría un hotel. Lo cierto es que su tercer bloque, de seis pisos, ofrecía la plataforma de observación al aire libre más alta de la zona. Subir sus escaleras y ver el paisaje desde arriba era parte del ritual obligado de cada visita.

Durante años, nadie reclamó la propiedad del lugar y el acceso se mantuvo completamente libre. El boca en boca mendocino lo sostuvo como un "secreto compartido" para escapadas rápidas y sesiones de fotos.

Sin embargo, en los últimos años su ingreso fue cerrado, aunque la estructura sigue allí: silenciosa, misteriosa y con el magnetismo suficiente para seguir alimentando historias sobre un lugar que, sin proponérselo, se convirtió en un ícono turístico informal de Mendoza.

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